CAPITULO 16

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Recuerdos que creía perdidos regresaron a mi mente junto a todos los golpes y abusos.

No pude evitar que las lágrimas se acumularan en mis ojos para después descender rápidamente por mis mejillas.

Corrí hasta la puerta negándome siquiera a dirigirle la palabra pero él fue más rápido que yo y me agarró por la cintura para después tirarme al suelo, haciendo que me diese un golpe en la espalda que me dejó sin aire.

Arqueé mi espalda dolorida y más recuerdos me atravesaron la cabeza...

-Estupida...- gruñó mi padre mientras me agarraba del cabello para después dejarme caer escaleras abajo.

Bajó a un trote rápido para después agarrarme del cuello y pegarme una bofetada que hizo que me diera otro golpe con el suelo.

Notaba mi tobillo y brazo arder debido a que me había golpeado en las escaleras en esos sitios.

Sabía que al menos me había hecho un esguince pero en esos momentos no me importaba... Lo único que deseaba era que me dejase en paz y volviese a sus botellas de whisky.

-Das asco... Mírate- rio irónico- ¿Quien te va a querer? No sirves para nada, puta... ¡Para nada! ¿Me oyes?... Haznos un favor a todos y muérete ya...- susurró cerca de mí que aún seguía en el suelo.

Escuché sus pasos alejarse y me fui levantando poco a poco entre suaves sollozos.

Supe que no podía ponerme de pie en el instante en el que moví el tobillo derecho.

Ahogué un grito y recé para que mi padre no me hubiese oído y viniese a por mí de nuevo.

Me arrastré cual cucaracha escaleras arriba... Me arrastré como lo que era.

Llegué a mi cuarto y como por inercia hice lo mismo que todas las veces que ocurría aquello, ir al baño a por el botiquín y curarme todas las heridas que provocaban las palizas.

Esa fue la vez que me pegó porqué llamaron a casa del instituto a causa de que me había dormido en varias clases durante el día. Sufría de insomnio por aquella época.

-¡Jordan!- chillé desesperada mientras retrocedía a cada paso que mi padre daba hacia mí.

El rio socarronamente y cuando volvió a posar sus ojos en mi estos estaban rojos como rubíes.

-¿Qué?- susurré para mí misma no entendiendo nada de la situación.

En esos momentos solo pensaba en Jordan y en lo mucho que le necesitaba en esos momentos.

-¿Esto?- se señaló haciendo un ademán desinteresado con la mano- Regalo de mi gran amigo, Cory... Líder del clan vampiro de Canadá... Veo que tu te has aliado con esos chuchos sarnosos- dijo con disgusto.

Jordan me explicó que la gran diferencia de linajes entre vampiros y lobos era que lobo se nace, aún que solo uno de los dos padres sea un licántropo el hijo nacerá con el gen.
En cambio los vampiros reclutan a humanos y los transforman debido a que ellos no pueden tener hijos, por lo tanto no tienen más linaje.

-¿A qué has venido?- pregunté con la voz temblorosa.

-¿No es obvio? A recuperar a mi hijita...

Unos golpes en las plantas de abajo me hicieron alarmarme abriendo los ojos como platos.

-¿Qué? ¿Pensabas que sería tan estúpido como para no traer refuerzos?- rio él.

-¿Por donde has entrado? La ventana estaba cerrada...

-No la del baño, pequeña estúpida... En eso te pareces mucho a tu madre- dijo con amargura.

-A mamá ni la menciones ¿¡Me oyes!?- grité poniéndome de pie y abalanzándome contra él.

Más golpes se escucharon en la parte de abajo y escuché un fuerte gruñido que enseguida supe que pertenecía a Jordan.

Me preocupé más por él que por mi... Y sabía que yo lo tenía peor teniendo en cuenta que era humana y me estaba peleando con un vampiro... Podría haber hecho un chiste con eso.

Mi padre enseguida se deshizo de mi dándome una patada en el estómago y haciendo que me chocara con la pared del otro extremo de la habitación.

Cuándo toqué el suelo me agarré la zona afectada y empecé a toser.

-¿¡ Cómo te atreves!?- gruñó él dirigiéndose a toda prisa hacia mí y cogiéndome del cuello y tirándome esta vez contra la puerta.

Ya no podía ni ponerme en pie y gateé hasta una esquina que era el sitio más alejado de él.

Dejé de escuchar golpes en la planta de abajo y no supe si pensar que eso era bueno o era malo.

Escuché un fuerte estruendo en la habitación, era la puerta, en ves de ser abierta había sido arrancada de sus visagras y una enorme bestia negra entraba por ésta.

Jordan me miró por una milésima de segundo lo cual me fue suficiente para descifrar en sus ojos el dolor que sentía al verme así.

En unos instantes tuvo a mi padre entre su enorme pata y el suelo.

Mi padre estaba entre sorprendido y furioso, pero todos sabíamos cómo iba a acabar aquello.

Jordan le arrancó de cuajo la cabeza con sus enormes mandíbulas, y la arrojó al fuego haciendo que este se convirtiese en una enorme llama por unos segundos.

La sangre se esparcía por toda la habitación y solo veía rojo en mi mente.

Jordan se transformó de manera rápida y volvió a su cuerpo humano, corriendo a toda prisa hasta mi.

-Mi pequeña...- susurró con la voz entrecortada y pasando un brazo por mi espalda y otro por debajo de mis piernas para después alzarme en el aire y sacarme de ahí.




JordanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora