Las semanas pasaron y con eso llegó diciembre.
Des de aquel incidente con mi padre, no habían sucedido más peleas con los vampiros... Pero sabíamos que acechaban y esperaban el momento perfecto.
Cada vez estaba más familiarizada con los miembros de la manada, se habían convertido en mi familia, un poco alocada, pero al fin y al cabo mi familia.
No había vuelto a subir a la habitación de la quinta planta... Me había alojado por completo en la de Jordan y él se había encargado de trasladar todas mis cosas a su dormitorio.
La nieve había empezado a caer, dejando el bosque cubierto por un manto blanco que anunciaba la nueva estación.
Faltaban algunos días para Navidades, y sabía que se reuniría toda la manada en el gran salón de la mansión para cenar todos juntos, lo que significaba muchísimo ajetreo de gente.
Realmente no habían muchos miembros de la manada, contándonos a mí y a Jordan apenas éramos sesenta, pero cada año el número augmentaba.
Bajé las escaleras bostezando y me dirigí a la cocina para después rebuscar los cereales en los armarios.
Cuando los encontré los puse en un bol junto a la leche y me senté en la encimera para empezar a comer.
Escuché la puerta de la entrada y después vi a Jordan pasar por delante de la puerta de la cocina a un paso apresurado, me di cuenta de que no me había visto así que dejé el bol en la encimera y me bajé de un salto.
Salí de la cocina y le vi correr escaleras arriba, así que le seguí.
-Jordan- llamé des de las escaleras del segundo piso mientras éste subía las del tercero.
Pareció no escucharme y apresuré el paso mientras le llamaba.
Llegamos al quinto piso y cuando porfin le pude alcanzar le llamé un par de veces más.
No me hizo caso y cogí su antebrazo tirando de él haciendo que se diera la vuelta.
-¡Ahh!-ahogué un grito al ver sus ojos de un color rojo rubí.
Me aparté de él con las manos en la boca, horrorizada por verle convertido en uno de esos chupasangres.
Retrocedí tanto que choqué con la baranda de la escalera, Jordan se iba acercando a mí con una sonrisa vacía en el rostro.
Salí corriendo escaleras abajo hasta llegar a la puerta principal y salir por esta al frío exterior.
Vi como me seguía de cerca y su persecución no cesaba.
Del bosque empezaron a salir muchas sombras negras que se dirigían a mi a toda velocidad, llegaron a mi tan rápido que no me dio tiempo ni de parpadear.
Todas las sombras se me tiraron encima... Ahí acabó todo... Había sido un sueño.
Me incorporé sobresaltada y vi que Jordan aún seguía durmiendo.
Después de refrotarme un par de veces la cara me acurruqué al lado de Jordan y sonreí al sentir su brazo rodearme.
Pronto volví a caer en los brazos de Morfeo...
Por la mañana aún seguía dándole vueltas al sueño... No sabía si aquello tenía algún significado, pero esperaba que no fuese así y solo fuesen paranoias mías.
Estábamos desayunando juntos, una de las pocas veces, aquel día Jordan dió el día libre a los chicos que entrenaba.
-Quiero aprender a defenderme...- le pedí.
Jordan desvío sus ojos de su café y los posó en los míos en silencio.
Asentí convencida de lo que pedía y vi su mirada dudosa.
-No sé si puede ser buena idea...
-Jordan, no puedes protegerme siempre de todo... No puedes estar cada minuto pegado a mi como una lapa... ¿No recuerdas lo que pasó hace unas semanas?- dije intentando que entrara en razón.
Tensó su mandíbula y asintió a regañadientes, a lo que yo sonreí.
-Mañana a las seis te quiero ver en frente de casa con los demás chicos... Ni un minuto más ni uno menos- exigió con su voz de Alfa.
-Ni uno más, ni uno menos- corroboré lo que había dicho.
Acabamos el desayuno entre risas y pequeñas bromas.
-Deberiamos ir a vestirnos...- dijo Jordan levantándose de la mesa y recogiendo sus cosas y las mías.
-¿Vamos a algún lugar?- pregunté curiosa mirando como se alejaba para después dejar todo aquello en el fregadero.
Se volteó a mirarme mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba sobre la encimera.
Sonrió de medio lado ante mi cara de intriga y cayó por unos segundos haciendo que me desquiciara.
-Secreto- sonrió anchamente.
-Ohh venga ya...- insistí acercándome a él empezando a picarle con mi dedo índice en la mejilla.
Agarró mi mano con rapidez y puso mi brazo detrás de mí espalda, acercándome a él y sintiendo su pecho rozar el mío.
Se acercó y me besó con intensidad, acariciando con su lengua mi labio inferior, invitándome a buscar más.
Escuchamos el carraspeo de Valerie a nuestras espaldas y nos separamos algo acalorados.
Valerie tenía una sonrisa en el rostro al vernos tan bien, pero enseguida nos echó la bronca por estar molestando en su cocina.
Salimos de allí entre risas y subimos a vestirnos.
Poco después ya nos encontrabamos en el coche rumbo al sitio secreto donde me iba a llevar Jordan.
Poco después aparcó en medio del bosque y empecé a reír.
-Esta es la parte en la que me matas ¿Verdad? Espero que te hayas acordado de traer la pala- reí mirando como sonreía.
-Espera y verás- dijo él saliendo del coche y rodeándolo para abrir la puerta del copiloto y tenderme una mano para ayudarme a salir.
Caminamos un rato por el bosque hasta que llegamos a un lugar precioso.
Era una cascada que formaba un lago el cual ya se había empezado a congelar.
La escarcha y la nieve cubrían cada rincón del lugar.
Volteé a ver a Jordan que al ver mi expresión se le formó una sonrisa en el rostro.
-Este sitio... Es perfecto- susurré en su cuello cuando le abracé.
-Todos los lugares son perfectos si estoy yo- dijo con una sonrisa de medio lado.
Y en eso tenía razón... No importaba donde nos encontráramos, si estaba él, el sitio era más que perfecto.
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Jordan
Werewolf-Querida... No saldrás de aquí en tu vida... Aquellas palabras me helaron haciendo que se me quedara cara de tonta. ¿C-como dices?- tartamudeé yo. -Lo que oyes pequeña... Me perteneces, siempre lo has hecho Mack. -¡Estas loco- le chillé sin poder co...