Llevaba un mes viviendo en aquel sitio, y cada vez más me sentía más familiarizada con el sitio.
Había notado a Jordan algo preocupado y aún que le preguntase, el decía que no sucedía absolutamente nada.
A veces escuchaba cuchichear a Valerie con él, pero estaban tan alerta que enseguida me notaban.
-No puede saberlo...- le escuché a Jordan decir una vez.
-Lo sé...- susurró Valerie de vuelta.
Para después callar de golpe los dos, sabiendo que yo estaba ahí.
-Jordan- susurré en medio de la noche.
-¿Mhhh?- dijo adormilado.
-No puedo dormir- volví a susurrar haciendo un pequeño puchero.
-Intentalo... Es tarde, princesa...- dijo con la voz espesa y estrechándome contra su cuerpo.
Suspiré cansada y miré la luz de la luna colarse por el ventanal del dormitorio.
Mi mano empezó a pasearse por el pecho de Jordan, dándole pequeñas caricias hacia arriba y hacia abajo.
Mis dedos ascendieron por su cuello hasta su barbilla, y de su barbilla pasaron a sus labios, acariciándolos con suavidad.
Jordan dejó un beso en mi dedo índice y sonrió para después abrir los ojos y agachar la mirada encontrándome encima de su pecho.
-¿Qué ocurre?- preguntó con un tono de voz aterciopelado.
-Nada...- alargué la palabra entre susurros.
Dejó un beso en mi frente y alcé el rostro para que me besara los labios.
Nuestros labios se rozaban pero él se hacía derrogar, incitandome a besarle primero.
Hice un pequeño puchero que le hizo sonreír y finalmente, perdiendo el juego, acabé besandole primero.
Sus manos se pasearon por mis muslos, subiendo poco a poco el camisón que llevaba para dormir.
Las pequeñas caricias que me proporcionaba hacían que pequeños escalofríos placenteros se hicieran presentes.
Lentamente Jordan se fue separando, apartando las manos de mis muslos y volviendo a colocar el camisón en su sitio.
Aquella situación me desesperaba, pero al no saber las consecuencias que podía tener en mi peculiar embarazo, prefería no averiguarlas y dejar las cosas como estaban.
Hundí mi rostro en el cuello de Jordan y suspiré con fuerza a la vez que me pasaba un brazo por la cintura y me estrechaba contra él.
Poco a poco mis ojos se fueron cerrando, y encontrando la tranquilidad en el pecho de Jordan, me fui quedando dormida hasta caer en un profundo sueño.
Volví a despertarme por segunda vez aquella noche.
Me incorporé sobresaltada y enseguida mis manos viajaron a mi vientre.
Una fuerte punzada apareció dejándome sin aire.
Respiré hondo esperando a que cesara, pero vi que era inútil.
Una capa de sudor frío me fue empapando y cada vez aguantaba menos aquel dolor.
-Jordan- susurré como pude, moviéndole un poco.
Gemí de dolor encogiéndome y haciendo un ovillo con mi cuerpo.
-¿Mack? ¡Mack!- se levantó enseguida y me acunó la cara haciendo que le mirase a los ojos.
-Duele...
-Shhht... Te pondrás bien...- dijo cogiéndome en brazos y sacándome de la cama.
Bajó conmigo en brazos las escaleras, a un paso apresurado y me dejó en el sofá del salón al lado de la chimenea.
Buscó su móvil entre sus cosas y pronto lo encontró para después marcar un número que yo desconocía y esperar dos pitidos antes de hablar apresurado.
-¿Claudine? Es Mackenzie... Sí... Hace apenas unos minutos... No... Nada en todo el día, ha sido justo ahora- empezó a hablar rápidamente mientras se acercaba a mí y cogía una de mis manos con fuerza.
Mis brazos rodeaban mi vientre, que cada vez los pinchazos eran mayores y en un intervalo de tiempo menor.
-Esta bien... Date prisa, porfavor- casi suplicó Jordan... La primera vez que le escuchaba decir "porfavor" a alguien que no fuese yo.
Colgó la llamada y dejó su teléfono a un lado para mirarme con preocupación.
-¿Qué me está pasando?- pregunté como pude.
-Es Cameron... Hay algo que no...- empezó a decir, pero calló enseguida...
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Jordan
Werewolf-Querida... No saldrás de aquí en tu vida... Aquellas palabras me helaron haciendo que se me quedara cara de tonta. ¿C-como dices?- tartamudeé yo. -Lo que oyes pequeña... Me perteneces, siempre lo has hecho Mack. -¡Estas loco- le chillé sin poder co...