Llegamos a la planta baja y una mujer algo entrada en sus años apareció delante nuestro.
-¡Valerie!- exclamó Jordan con entusiasmo- Te presento a Mackenzie, mi mate y futura luna de la manada- me presentó con orgullo.
Habían términos que no acababa de entender pero supongo que ya tendríamos tiempo para las preguntas.
-Es mucho más guapa de lo que me dijiste- le guiñó un ojo la mujer.
Ella sin previo aviso me plantó un abrazo el cual tardé en devolverle debido a la sorpresa.
Se le veía buena persona, al fin y al cabo había criado a Jordan a pesar de que no era su hijo.
Con apenas 8 años se quedó huérfano, poco después mataron a sus dos hermanos así que Valerie se ocupó de él como si fuese suyo.
-Bueno, nana, nosotros nos vamos ya, creo que Mack aún necesita comprar algunas cosas- se despidió Jordan.
Yo por mi parte me despedí con la mano y salimos por la puerta principal que estaba situada al lado del gran ventanal que la misma Mañana aquel vampiro había roto.
Pude comprobar que pusieron uno nuevo, asombrandome de la rapidez de aquella gente.
Salimos al exterior que justo daba con uno de los bosques espesos de Canadá.
Jordan seguía sosteniendo mi mano y enseguida rodeamos la casa para entrar en lo que parecía ser un garaje.
-¿Moto o coche?- preguntó él soltando mi mano y dirigiéndose a un tablero donde tenía las llaves de todos los vehículos de aquel garaje, los cuales no eran pocos.
-Coche- respondí sintiéndome más segura que en una moto.
Asintió y cogió una llave para después dirigirse a un deportivo rojo precioso.
Me miró al ver que aún seguía en la entrada del lugar.
-Vamos, ven- dijo abriendo la puerta del copiloto para que entrara.
Llegué hasta su lado y pasé de largo dirigiéndome a la puerta del conductor para después abrirla y sentarme dentro del vehículo.
Escuché a Jordan reír des de fuera y una sonrisa asomó por mis labios.
-Venga sube- ordené.
Vi la cabeza de Jordan asomarse por el lado del copiloto y le extendí la mano pidiéndole las llaves.
Negó con la cabeza aún riendo e hice un puchero.
Jordan, después de varios minutos buscando un argumento convincente por el cuál no debería conducir el coche, me entregó las llaves desistiendo y sentándose en el asiento del copiloto.
-Tranquilo, yo controlo- sonreí mientras arrancaba.
Pisé el accelerador y sonreí al escuchar el increíble rugir de aquél bellezon.
-Ya me estoy arrepintiendo de dejartelo...- intentó hacerse el arrepentido.
-Mala suerte, este tesoro ya es mío...- y sin más dilación quité el freno de mano, aflojé el embrague y aceleré tanto como pude.
Jordan me fue indicando el camino para salir de las serpenteantes carreteras periféricas y adentrarnos en la autovía.
Pasamos por el pueblo donde antes vivía, estaba realtivamente cerca de la casa de Jordan.
Me trajo los peores recuerdos que pude imaginarme.
Un escalofrío me recorrió cuando pasé por la misma calle donde vivía anteriormente.
Aceleré pasando el límite de velocidad y saltandome varios semáforos en rojo.
-Mack... Mackenzie- me llamó la atención Jordan- ¡Cuidado!- chilló al ver una persona cruzar por la calle.
Lo que él no sabía es que esa persona era el peor monstruo que el diablo podría haber enviado.
No hice el ademán de detenerme, incluso aceleré aún más sintiendo la rabia en mis venas y la sed de venganza.
Jordan al ver que no paraba detuvo el coche poniendo el freno de mano y derramamos hasta el punto de meternos en el carril contrario y cortar la circulación no sin antes recibir varios pitidos de otros conductores.
-¡¿Estás loca?!, ¡Joder!- gritó Jordan pegando un puñetazo al salpicadero.
Yo era incapaz de procesar cualquier palabra que me dijese.
Bajó del coche dando un portazo y me sacó a rastras del asiento del piloto.
Me metió otra vez dentro del coche pero esta vez en el asiento opuesto y él se puso de conductor para mover el coche de en medio de la carretera y poder apartarlo en un sitio seguro.
Yo aún seguía en trance, después de tanto tiempo le había vuelto a ver... Y solo sentía asco, puro asco.
Llegamos a un aparcamiento y Jordan paró el coche en una de las plazas, para después suspirar con pesadez.
Se frotó el puente de la nariz antes de hablar.
-¿Qué te ha pasado antes?- preguntó ya más calmado.
-Nada- desvíe la mirada hacia la ventana.
-Mackenzie... Tú no eres así... Has tenido mil oportunidades de matarle y nunca lo has hecho... No vale la pena que te conviertas en asesina por ese tipo de escoria.
Él sabía quién era el hombre que estaba cruzando la calle... Él sabía que era mi padre.
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Jordan
Werewolf-Querida... No saldrás de aquí en tu vida... Aquellas palabras me helaron haciendo que se me quedara cara de tonta. ¿C-como dices?- tartamudeé yo. -Lo que oyes pequeña... Me perteneces, siempre lo has hecho Mack. -¡Estas loco- le chillé sin poder co...