CAPITULO 15

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Pasaron las semanas y Jordan no volvió a intentar algo parecido como lo de aquella noche.

Me había cedido la total libertad de pasearme por la casa y los alrededores a mi antojo, gracias a eso conocí a gran parte de la manada.

Todos me trataban con mucho respeto y no sabía por qué... Pero no me desagradaba.

Algunas noches Jordan venía a dormir conmigo, velando mis sueños, pero siempre desaparecía antes del amanecer para ir a cumplir con sus funciones como Alfa.

Me levanté en mitad de la madrugada con la cabeza encima del pecho de Jordan y aparté su brazo de mi cintura con cuidado de que no se despertará.

Me acerqué a la chimenea sentándome delante de ésta y reflexioné sobre lo que acababa de soñar mientras observaba las llamas entrelazarse.

Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me percaté de que Jordan se había levantado y estaba caminando en mi dirección.

Noté sus manos en mis hombros y me aparté asustada.

-¿Estás bien, pequeña?- se agachó Jordan a mi lado.

-Sí... Solo me he asustado- sonreí de medio lado.

-Volvamos a la cama, es tarde...- dijo él con suavidad tendiéndome una mano.

Le acepté el gesto a la vez que me levantaba del suelo con su ayuda y volvíamos a la cama.

Me detuve en seco al mirar por la ventana y ver una silueta negra mirando en nuestra dirección.

-Jordan...- susurré tirando de su mano- Hay alguien ahí fuera...- dije con la voz entrecortada.

Se asomó rápidamente a la ventana situándome detrás de él y gruñó maldiciendo por lo bajo.

Se dió la vuelta y me cogió por los hombros.

-Jurame que no le abrirás a nadie pase lo que pase- Dijo alterado, a lo que yo asentí- Bien... Cuando salga cierra la ventana con seguro ¿Vale?

-¿C-como que la ventana?- pregunté sin entender.

No me respondió y acto seguido se dió la vuelta y se tiró por ella.

Corrí hasta la ventana con el corazón en la boca... ¡Se acababa de tirar!

Cuando me asomé lo vi transformado en lobo y un par de chicos de la manada hicieron lo mismo que él, corriendo detrás de las innumerables sombras que se adentraban en el bosque.

Hice lo que Jordan me dijo y cerré la ventana con seguro.

Me preocupé al pensar que algo podía pasarle a Jordan ahí fuera y me senté en la cama a esperar.

Supuse que eran vampiros por la velocidad a la que corrían, pero no estaba muy segura... Aún que esos ojos rojos...

Me acurruqué en el lado de la cama de Jordan y inspiré con fuerza, haciendo que su olor viajase hasta mis fosas nasales.

Pude jurar que había pasado una eternidad des de que salió por aquella ventana, pero apenas habían pasado un par de horas.

Me empezaba a preocupar y no sabía qué hacer, empecé a dar vueltas por la habitación desesperada.

Había empezado a amanecer y aún no tenía noticias sobre nada.

Me asomé una última vez a la ventana, ya con la vista cansada y pocas esperanzas y salí corriendo de la habitación al ver a Jordan y los miembros de la manada volver.

Corrí por los pasillos a toda prisa, bajando escaleras de la misma manera y saliendo por la puerta principal aliviada.

Mis pies desnudos pisaron el césped húmedo por el rocío del alba.

Corrí a través de este y Jordan me vio, haciendo que se le esbozara una sonrisa en la cara.

Llegué con rapidez a él y me tiré encima suyo pasándole los brazos por el cuello y estrechándolo contra mi.

Me paso los brazos por la cintura y me estrujó contra él con cariño.

-Si cada día me recibieras así...- susurró en mi pelo provocando mi risa.

Noté una humedad en mi vientre y me aparté alarmada al ver que era sangre.

Mire el costado de Jordan y vi una gran herida asomarse.

Me tapé la boca ahogando un grito y enseguida me acerqué a él asustada con las manos temblorosas y sin saber que hacer.

Él rio, lo que me dieron ganas de pegarle.

-Tranquila... Es un arañazo de nada- susurró acunando mi cara.

-No... Te desangraras- dije mirando de nuevo la herida y ver cómo está se cerraba poco a poco- ¿Como?

-Una vez más... Ventajas de licántropos- rio él.

Me había preocupado por nada... Me sentía muy estúpida en aquellos momentos.

Miré a los demás chicos y vi como ellos también tenían heridas que poco a poco se iban cerrando.

-Estamos todos bien, luna...- sonrió Jake, uno de los menores de la manada.

Ya estaba familiarizada con algunos términos que utilizaban, aún que me costaba aceptar que junto a Jordan fuera la líder de esa manada.

Asentí no muy convencida de lo que me decían y sonrieron corroborando que estaban bien.

-Será mejor que me vaya a vestir...- susurré agachando la cabeza y mirando mi pijama.

Miré a Jordan una última vez y con pasos torpes, sintiéndome observada, me encaminé de nuevo al dormitorio.

Cerré la puerta de la habitación y suspiré apoyándome en esta.

Me dirigí al armario y pensé en que ponerme, me decidí por unos tejanos negros y un suéter del mismo color.

Me di la vuelta y se me cayó el alma a los pies.

-¡Ahh!- chillé soltando la ropa y empezando a retroceder.

-Mackenzie, hija... ¿No saludarás a tu papi?




JordanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora