CAPITULO 59

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Cory.

Vi como poco a poco Janette perdía el conocimiento así que no dude ni un instante en meter los dedos en la herida y buscar la bala para que ésta no le afectara más de lo que había hecho.

Noté como la bala me quemaba entre los dedos en el momento en el que la encontré y una vez la tuve fuera la lancé lejos de nosotros.

Miré la herida y vi como la piel de su alrededor se empezaba a teñir de negro y pequeñas ramificaciones similares a venas aparecían con un color grisáceo.

-Joder... No, no, no...- susurré mientras mis manos acunaban su cara.

Sus genes de lobo no eran capaces de sanar la herida... Entonces no me hizo falta más pensamiento que aquél y hundí mis colmillos en su cuello, para después separarme rápidamente dejando que la ponzoña la ayudara, o acabase de matarla.

Sabía que su naturaleza rechazaba los genes vampíricos que se transmitían a través de la ponzoña, pero cabía la posibilidad que aceptase el efecto curativo que ésta proporcionaba.

Volví a mirar la herida para comprobar si lo que acababa de hacer tenía algún tipo de efecto.

Me fijé en las ramificaciones que se extendían alrededor de la herida y como poco a poco se empezaban a disipar.

La herida ya no tenía tan mal aspecto y la palidez de la piel de Janette empezaba a dedaparecer, dando paso al color rosado que tanto me gustaba, aún que sabía que si se recuperaba, tardaría más de lo previsto.

No sabía si aquello era bueno o malo y deseaba con todas mis fuerzas que fuera lo primero.

La alcé en el aire, pasándole un brazo por debajo de las piernas y otro por la espalda para después encaminarme con ella al interior de casa y dirigirme con rapidez hasta el salón, dejándola con suavidad en el sofá.

Mis ojos viajaron al ventanal que daba al jardín y me encontré con todos aquellos cuerpos inertes. Chasqueé la lengua con molestia al saber que tendría que recojer todo aquel estropicio.

Escuché un coche aparcar delante de casa y sólo por el sonido del motor supe que se trataba del deportivo de Jordan... ¿Qué más podía pasar esa noche?

-Dios...- escuché la voz de Mack al ver los cadáveres de la entrada.

Entraron casi corriendo y les llamé haciendo que siguieran mi voz para que nos encontraran antes.

Mack nada más entrar y ver a Janette corrió a su encuentro sin preguntar nada.

Jordan me miró con enfado... Rozando los límites de la rabia y supe que aquello acabaría en batalla.

-¿Qué coño ha pasado, Cory?- dijo él en un susurro amenazador.

-Cazadores...- fue lo único que me vi capaz de contestar.

-¿Qué has hecho?- espetó al ver la mordedura en el cuello de Janette.

-Lo que debía... Hazme caso, creo que ésto podría ser un gran avance para nuestras razas y un punto a favor en la batalla contra los cazadores... Sólo mira su herida... Ha recibido un puto balazo de plata, Jordan y después de que la ponzoña entrara en su organismo ha empezado a sanar... Joder, ¿Sabes lo que significa eso?

-Ésto no me gusta, Cory... Sabes que un a mordedura de vampiro puede ser mortal para nuestra raza...

-Siempre y cuando el licántropo esté sano... Pero si éste ya está al borde de la muerte...- empecé a decir- Sabes que un solo mordisco puede revertir hasta la mismísima muerte.

-Eso no quita lo que has hecho- dijo intentando controlarse.

-Jordan...- empezó Mack- ¿Qué más da? Lo importante es la vida de Janette...- intervino ella sin mirarnos y cogiendo la mano de su amiga para empezar a acariciarla con dulzura.

Miré a Jordan el cual intentaba no perder los nervios pero aún que no quisiese admitirlo, sabía que me tenía que dar la razón, acompañada de una palmadita en la espalda, por qué lo que había hecho, no era nada más ni nada menos que salvar la vida de Janette.

Escuché a Jordan refunfuñar y me miró por un breve momento para después salir del salón y dirigirse a la puerta principal.

-¿¡Vas a ayudarme con esto o te vas a quedar ahí mirando!?- chilló una vez estuvo en el jardín, refiriéndose a los cuerpos que habían en el.

Sonreí levemente y tras mirar una última vez a Mackenzie y a Janette, salí de allí llegando en menos de un segundo al lado de Jordan.

Empezamos a apilar todos los cuerpos y sin vacilar mucho saqué mi mechero del bolsillo y tras encenderlo le prendí fuego a la pila dejando que todos los cuerpos ardiesen y marchar de allí, con un rastro de ennegrecido humo a nuestras espaldas.

Entramos en casa y nos dirigimos al salón para encontrarnos con Mack mirando por el ventanal, desde donde se podía ver la gran hoguera que habíamos hecho.

Jordan al verla mirar aquello la apartó de la ventana de inmediato, negándose a dejar que viera una imagen tan psicodélica como aquella... Aún que lo que Jordan no sabía es que esa chica era más fuerte de lo que él creía... Dudo que una imagen así fuera a perturbarla.

Me acerqué al sofá y vi que aún que la herida de Janette sanara no parecía haber una mejoría en su estado... Sabía que debía de tener paciencia, al fin y al cabo el tiempo para mí era insignificante.

-¿Y ahora qué?- preguntó Mack.

-Ahora a esperar- le contesté- Será mejor que nos larguemos de aquí... Los cazadores saben nuestra posición- dije haciendo que cayeran en la cuenta de que vendrían más cazadores.

Ellos asintieron y tras echar una pequeña ojeada, se adelantaron a mi para salir de la casa.

Miré a Janette y no podía llegar a entender, ¿Cómo después de recibir un balazo, podía seguir siendo igual de bonita? Con el pelo algo alborotado y el vestido blanco que llevaba, ahora teñido de rojo y algo rasgado... Pero aún así preciosa y perfecta.

Subí a velocidad vampírica hasta mi habitación y con la misma rapidez alcancé del armario una sudadera de cremallera, seguidamente bajé todo lo rápido que pude y llegué al salón para ponerle la prenda a Janette, alzarla en mis brazos y dirigirme con ella hasta el coche de Jordan...


JordanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora