CAPITULO 17

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Jordan me llevó en brazos hasta su habitación, que estaba en la segunda planta, para después dejarme en la cama con suavidad.

Durante todo el camino me estuvo susurrando palabras tranquilizadoras que no escuché debido a que estaba perdida en mis pensamientos.

Él se dió cuenta de eso y decidió no tocar el tema.

Me acarició la espalda un par de veces y después se dirigió a la puerta para seguidamente salir por ella.

Volvió poco después con una bandeja con el desayuno.

Me di la vuelta dándole la espalda y negándome a desayunar.

Suspiró con fuerza a la vez que gruñía y después dejaba la bandeja en la mesita de noche de mi lado.

Volvió a salir por la puerta y me dejó sola.

No me veía capaz de pensar en otra cosa que no fuese en mi padre... No me afectaba en lo más mínimo su muerte... Es más incluso me alegraba y aliviaba.

No entendía porque se el líder del clan vampiro lo había convertido... No sabía cuál era su propósito... Puede que fuese buscar a alguien lo suficientemente estúpido como para secuestrar o matar a la mate de Jordan...

Los recuerdos bombardeaban con fuerza mi mente, impidiéndome volver a la realidad.

Ni siquiera escuché la puerta cuando Jordan entró en la habitación.

Yo no me había movido ni un milímetro des de que me había dejado ahí, pude ver que la habitación ya estaba algo oscurecida y la chimenea la iluminaba tenuemente.

Jordan se acercó con pasos lentos a mí y se agachó a mi lado, quedando cara a cara conmigo.

Le miré sin expresión alguna y pude ver cómo sus ojos cansados habían perdido ese brillo de niño travieso.

-No has comido...- susurró él mirando la bandeja.

No dije nada y seguí mirandole en silencio.

Me acarició la mejilla y el contacto de su piel con la mía fue la medicina que necesité para no pensar en esos recuerdos.

Cerré los ojos y una lágrima se recurrió por mi mejilla.

-Shhht...- susurró Jordan a la vez que me secaba las lágrimas.

Me aparté dejándole un hueco en la cama que pronto ocupó, abrazándome con fuerza y acariciando mi pelo, me quedé dormida sobre su pecho y no fui capaz de pensar en otra cosa que no fuese él.

Me removí inquieta en medio de la noche, me levanté con cuidado para no despertar a Jordan y me dirigí al baño, viendo el mal aspecto que tenía.

Decidí que lo mejor sería una ducha, así que me despojé de todo lo que llevaba y agarré un par de toallas de las estanterías que Jordan tenía ahí.

Me metí en la bañera dejando que la lluvia artificial quitase todo rastro de cansancio.

Tenía algunas heridas que en contacto con el agua me escocieron.

Una vez terminé me enrollé en ambas toallas y con el botiquín que Jordan tenía en el armario del baño me curé todas has heridas con algodón y agua oxigenada.

Pasé el algodón por mi pómulo y mi labio, sintiendo como me escocia a horrores.

Por el reflejo del espejo pude ver a Jordan que se había quedado petrificado al ver las heridas de mis hombros y espalda.

Hicimos contacto visual en el espejo y me di la vuelta sonriendo levemente para quitarle importancia a todas aquellas heridas.

-No es nada... Solo son unos rasguños...

-Podria haberte matado...- se culpabilizo.

-Pero no lo ha hecho... Así que...- susurré acercándome a él.

Acarició mis brazos desnudos cuando le rodeé el cuello para dejarle un beso en al comisura de los labios.

-Te voy a coger prestada ropa... Y no es una preguntar- rei yo a la vez que pasaba por su lado y me dirigía a su armario.

Él rio negando con la cabeza para después tumbarse en la cama con la cabeza apoyada en un brazo, mirando todos los movimientos que hacía.

Cogí una camiseta de manga corta negra que me llegaba hasta medio muslo.

Después me peiné, dejando el pelo a lo natural, seguido dejé toda la ropa y las toallas en el cesto de la ropa sucia que había en el baño.

Me dirigí a la cama sintiéndome más relajada y me tumbé encima de Jordan, el cuál soltó un suspiro dramático.

-La dieta vegetariana que llevas no está funcionando muy bien...- rio ganándose un pellizco por mi parte que le hizo reír más aún.

-¿De que te ríes?- pregunté poniendo mis piernas a ambos lados de su cuerpo y encarandole.

-De ti- siguió riendo.

-¿De mi? Entonces es que no te has visto en el espejo...- esta vez reí yo al ver el semblante serio de Jordan por la broma.

Reí aún más cuando levantó una ceja sabiendo que no tenía respuesta para eso.

Se incorporó quedando cara a cara conmigo.

Me pasó las manos por la cintura apretandome contra él y me dejó un suave beso en la mejilla que hizo que sonriera.

Pasé mis manos por su cuello y le abracé fuerte, no quería soltarle, sabía que así, con él cerca, todo estaba bien... Él era mi zona de confort.

JordanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora