La Laguna

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Lady Catelina

Esa idea de hacer un baile en Frogville, sólo podía significar una cosa: "Matrimonio".

Aunque esperaba que fuera algo con la esperanza de buscar un marido para Myrcella y una esposa para Han, sabia que los planes de mi madre nunca incluían a mi querida hermana. No, esto era algo para mí y Silóe.

Es curioso pensar en matrimonio ahora, la idea ha estado en mi cabeza desde hace muchos años, incluso tengo al candidato perfecto para ser mi esposo, aunque claro, sé que eso no será tan fácil.
El señor Frank Law había cumplido 31 años durante el verano, solo un día antes de que yo cumpliera 23.
Durante toda mi adolescencia había fantaseado con la idea de que el soldado sucio que apareció aquella mañana cerca a la laguna, era en realidad un acaudalado Lord, heredero de la basta fortuna de alguna casa noble. Pensaba que él había decidido quedarse aquí y servir como jardinero solo por mí, y que cuando yo tuviera edad suficiente él revelaría su verdadera identidad y me pediría matrimonio.
Aún quería seguir pensando eso, me preguntaba cuanto tiempo más habría de pasar hasta que mi amado por fin rebelara su origen noble.

Por muchos años él ni siquiera se percató de mi existencia, me saludaba como a su señora y no cruzaba más de dos palabras conmigo.
Las miradas cómplices empezaron cuando yo tenia diecinueve. Había ido a la laguna en donde Myrcella y yo lo encontramos, estaba totalmente sola y abrumada por el calor. Me desnudé y deje mi ropa doblada cerca a la orilla, me sumergí lo mas que pude en la laguna y me quede mirando el sol a través de las ligeras olas que el aire formaba, todo se veía mejor bajo el agua.
Una pequeña araña acuática empezó a subir por mi pantorrilla, la tomé con cuidado y la empujé lejos de mí, a pesar de que muchas personas piensan que las arañas son seres horribles, a mi me parecen preciosas.
Después de dejar a mi pequeña amiga lejos de mí, nadé de regreso a la orilla para tomar mi ropa. Salí completamente desnuda, con agua escurriendo por todo mi cuerpo, quise secarme un poco con la pequeña pañoleta que traía atada en el vestido; fue en ese momento que sentí la mirada fija de alguien, voltee a todos lados temerosa de estar siendo observada por algún forastero, y entonces que lo vi, permanecía impávido cerca de la alambrada, cuando se dio cuenta que lo había descubierto, bajo la mirada muy avergonzado y "huyo" de regreso a Frogville.

No pudo dejar de mirarme desde aquel día, y yo le agradecía a Dios por eso.

- ¿Sabía que mi madre va a hacer un baile aquí? - le dije al señor Frank mientras él arreglaba las rosas.

- Si lo sabía, mi Lady me ha pedido que recoja alfombras nuevas del pueblo - dijo volteando hacia mi.

En ese momento él tenia el rostro sucio y la barba marcaba toda su quijada. Yo no podía dejar de mirar sus labios, tan deseosos, tan lejanos, cuanto deseaba que él se acercara un poco mas y me tomara entre sus fuertes brazos para besarme como en aquellas historias de romance que había leído. Pero el señor Frank era tal vez demasiado respetuoso, nuestras conversaciones y cercanía nunca había llegado más allá de eso.

- ¿Usted va a asistir a ese baile?.

- Es un baile para nobles mi lady, yo no he sido invitado y tampoco podría mezclarme con esas personas.

- "Esas personas", lo dice como si fuera algo detestable, yo soy una de "esas personas".

- Usted y su familia son diferentes a todos los nobles que he conocido.

- ¿Ha conocido a muchos?.

- Me temo que sí, pero ninguno como Lord Brett y su familia... Ninguna persona como usted.

- Ese baile es para buscarme un marido - dije inconscientemente.

- Lo supuse mi lady - quería creer que era tristeza lo que su voz reflejaba - Usted está en la edad perfecta para un matrimonio.

- ¿Lo cree?.

- Desde hace mucho tiempo.

- ¿Y por qué no lo propone?.

Él me miró con un gesto tosco y confundido.

- No debemos hablar de eso Lady Catelina, usted sabe que es algo imposible.

- ¿Por qué? - dije entre dientes.

- Porque yo jamás podría darle una casa como Frogville, nunca podría permitirme cambiar de alfombras por un baile... Es más, nunca podría permitirme un baile.

- ¡Pero eso no es importante!.

- ¡Ya hemos pasado por esto antes Catelina!... Por favor vuelve a casa.

Si, siempre que llegamos a este punto él me hace volver a casa, estúpido y cobarde señor Law, podríamos huir de aquí y vivir felices lejos de toda esta pompa.

- ¡Catelina! - dice Myrcella con una enorme sonrisa cuando me ve entrar a casa.

Seco la lágrimas de mi rostro con la manga del vestido, si ella lo nota empezará a hacer muchas preguntas.

- ¡Hermana!. No te he visto desde la cena... ¿Te ha pasado ya el catarro?.

- ¡Si!. Hoy amanecí mucho mejor, el té que compró el señor Frank en el pueblo me ayudo mucho.

Oh no, no hables de Frank ahora por favor.

- Me alegra... ¿Dónde están tus "amigas"?.

Los cuatro fantasmas de Myrcella, hacían todo por ella, era como tener cuatro damas a tu total disposición.

De vez en cuando, una de ellas, una enfermera que había muerto hace casi 200 años, llamada Ravenna, me ayudaba a peinarme y a elegir un vestido. A pesar de tener el mismo aspecto que mi hermana, ella tenía mucho mejor gusto en cuanto a belleza.

- Las cuatro están ayudando a Eustace a sacar los muebles del salón... ¿Sabías lo del baile?.

- Si, madre me lo comentó hace poco, aunque no estoy muy de acuerdo.

- ¿Por qué?, jamás hemos tenido un baile aquí, va a ser divertido, además madre dejo que nuestros conocidos vinieran.

- ¿Nuestros... Conocidos?.

- ¡Si! - dijo entusiasmada - La señora Crispy podrá asistir como invitada junto a su sobrina.

- ¿Y el señor Frank? - me apresuré en preguntar.

- ¡Por supuesto que él también!... Madre se los hará saber en la mañana.

Cuanto agradezco a mi madre en este momento, y a mi querida Myrcella por darme tan feliz noticia.

Los Fantasmas De Frogville © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora