La Última Oportunidad

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Nota:
Normalmente reedito los capítulos que escribo, sin embargo por una cuestión de tiempo estoy publicando este sin revisión previa, por favor si ven algún error (palabras repetidas, tildes, puntuación, etc, etc), les agradecida muchísimo que me lo hicieran saber para poder corregirlo. Gracias y espero que lo disfruten 😄

Frank Gemerk 


Tan sólo verla, era un espectáculo inhumano. La tenía a tan pocos pasos de mí, sin embargo no era capaz de acortar la distancia entre nosotros. Permanecía en un esquina filosa, rodeado de arañas y moscas muertas, ella me buscaba con la mirada, incrédula, nerviosa.

Estaba más delgada que la última que la vi, a pesar de eso, su belleza seguía intacta, y esa calidez que sólo Catelina podía emanar, seguía siendo embriagante.

—¿Frank? —preguntó otra vez.

Sólo ahora podía sentir ese nombre nuevamente como algo mío, pero sabía que no era la misma persona. ¿Cómo me podría presentar ante ella?.

—Tengo que irme... —le dijo a Flaquillo.

—¡Catelina, por favor espera! —las palabra habían escapado de mi boca antes de poder meditar las mejor.

Caminé hacia ella, me observaba incrédula y aún había reproche en su mirada. Debía explicarle como sucedieron las cosas, debía decirle que yo no quise dejarla, que me obligaron a apartarme de ella.

—Tengo que irme ahora —repitió.

—No... Por favor —supliqué, tomándola suavemente de la muñeca— Te pido por favor que me permitas hablar.

—¡Tú puedes decir lo que quieras, pero yo no tengo la obligación de escucharte! —se zafó de mi agarre y avanzó varios pasos raudamente.

—¡Catelina, por favor! —corrí detrás de ella intentado persuadirla— ¡Tienes qué saber cómo fueron las cosas!.

—¡Yo sé cómo fueron! —respondió bruscamente— Leí tu nota, Frank, dejaste todo muy claro ahí. No querías que los de Hala te encontraran y por supuesto, una mujer y un bebé eran demasiada carga. No te juzgo en lo absoluto, tuviste tus motivos y... ¡Mira qué bien!, los de Hala siguen sin encontrarte y tú incluso te cambiaste de nombre.

Nada de lo que ella decía, parecía tener sentido, no existía ninguna nota de mi parte, ni mucho menos, alguna queja. Eustace y Lord Brett planearon esto a la perfección.

—Yo no te dejé, Catelina —era mejor ir de frente al grano— Nunca planeé abandonarte, no dejé ninguna nota, al contrario. Yo recibí una que era de tu parte, decías que  habías huido de Frogville antes de tiempo y que estabas esperándome en una de las galerías de tú familia...

Puedo darme cuenta por su rostro, que no le da crédito a mis palabras, aún así continué tratando de encontrar la forma correcta de expresar esa verdad.

—Todo fue una trampa orquestada por Eustace y por tu padre... Habían guardias de Hala en esa galería, me llevaron al cuartel y me mantuvieron ahí por todos estos años...

—Eso no... —dejó la frase flotando a la mitad.

Catelina se apoyó contra la vieja pared de piedra y dio grandes bocanadas de aire pesado, manteniendo la vista fija en el suelo, su rostro palidecido y sus labios resecos temblaban entreabiertos.

—¿Cómo sabes que mi padre está detrás de todo eso?... Tal vez solo fue Eustace, yo no-

—Él mismo lo confirmó, estuve en Frogville antes de venir a buscarte. Ese "método" no era nada nuevo para tú familia.

Los Fantasmas De Frogville © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora