¡Grandes Noticias!

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Lady Adélaïde

Catelina permanecía inquieta durante el desayuno, esquivaba mi mirada o a de su padre, nunca en toda su vida ha lucido tan nerviosa.

—¿Catelina sucede algo contigo? —preguntó Elric.

Te ves muy mal, cariño. ¿Te pasa algo? —pregunté.

—No... Bueno, pasa, pero no es algo malo supongo.

—Por favor hija, se clara con lo que quieres decir.

—Voy a casarme.

El torpe marido de mi aún más torpe Myrcella, se atoró con el café y empezó y toser tratando de recuperar el aliento. Myrcella corría alrededor suyo como una gallina enclenque.

—¿Qué dijiste? —dijo Elric con mirada incisiva.

—Que voy a casarme... Será dentro de unas semanas.

—¡Ese tipo de bromas, son absurdas Catelina! —su horrible sentido del humor era un tanto vulgar.

No es una broma madre, voy a casarme, eso ya está decidido, lo haré dentro de un par de semanas y luego me iré lejos de Frogville.

Frank Law clavó la vista en mi Catelina y luego su mandíbula cayó como un bloque de cemento.

—¿Y con quién se supone que te vas a casar? —preguntó.

—Con Lord Thomas Hugh.

Mi corazón empezó a dar brincos de emoción, le pedí a una de las sirvientas que me trajera un poco de agua, podría morir en ese momento y eso era impensable, no antes de ver esa preciosa boda, era mi sueño hecho realidad, la más hermosa de mis hijas casadas con un elegante Lord.

—¿Eso es cierto? —dijo Elric.

Si padre... ¿Por qué mentiría?.

—¿Y por qué Lord Hugh no ha venido a hablar conmigo?.

—¿Acaso te negarías?.

—¡Por supuesto que no! —interrumpí —Esa es la mejor noticia que hemos podido recibir, preparáremos todo para tener una preciosa boda aquí en Frogville.

—No quiero casarme aquí madre, la boda será en una capilla en Grethel, Lord Hugh ya acordó todo.

—¿Cómo que ya acordó todo?... ¿Desde hace cuento está planeada esta boda? —preguntó mi imprudente esposo.

—Desde hace una semana.

—¿Y cuando pensabas decírnoslo, cuando estuvieras entrando al altar?.

—Tal vez no se los hubiese dicho nunca, ni siquiera sé porque lo hice ahora —ella nos miraba desafiante.

—¡No puedes casarte con ese hombre! —dijo el otrora jardinero.

Todos en la mesa nos quedamos observando su violenta reacción, él no tenía derechos sobre mis hijas o sobre alguien de mi familia, el tal "Lord Law", debía agradecerle a la estupidez de Myrcella por ser ahora parte de esta familia.

—Me temo que ya tomé mi decisión, Lord Law, además usted no tiene ningún derecho a cuestionarme.

—¡A mi me parece precioso que Catelina se case con Lord Hugh! —dijo Myrcella.

—Gracias, Myrcella —le respondió casi entre dientes y luego se retiró a su habitación.

Los Fantasmas De Frogville © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora