Frank Gemerk
Día a día, había imaginado las diferentes formas en las que "visitaría" a los Brett, algunas veces solo eran fantasías macabras. Me veía asesinando a cada uno de mis antiguos suegros, trataba de imaginarme los alarmados ojos de Eustace ante tal situación.
¿Qué haría el espantoso fantasma si me viera asesinando a su "Yo" (como usualmente llamaba a Elric Brett)?.Sin embargo, luego de la partida de Silóe y Skeltor, mis fantasías habían empezado a calmarse.
Algo de cordura estaba empezando a retornar a mi perturbada mente, y eso me hacía sentir bien, tal vez aquél hombre, al que Catelina amó, aún tendría oportunidad de recuperarla.Pensar en su vida, era más doloroso que pensar en la mía. Ella había dejado a Hugh para irse conmigo, pero por la breve conversación que mantuve con Silóe, sé que ella volvió a su lado, tratar de averiguar el precio de tal hazaña, era tortuoso.
Thomas Hugh no tuvo reparos en conspirar junto a Lord Brett para mantenerme en Hala, le pagó a Doré centavo a centavo, para que me torturasen por años. Él es un hombre cruel y despiadado, tal vez mantenga a Oliver prisionero para poder retener a Catelina a su lado, quizá los tenga a ambos amenazados de muerte, sea lo que sea que haya sucedido, sólo yo puedo solucionarlo. Sólo yo puedo ayudarla.Pero antes de eso tenía una cuenta pendiente que saldar con mi querido suegro, aquel hombre de sonrisa grácil, que me dio casa y comida cuando era solamente un desertor, aquel amable sujeto que me lanzó a los lobos cuando no supo que más hacer conmigo.
Espere a que amaneciera un viernes, porque todas las cosas malas de mi vida habían sucedido un viernes. Y este día, de ninguna manera sería bueno, así que lo esperé calmado por horas, hasta que el sol empezó a despuntar.
Cruzar los linderos de Frogville no era ningún problema para mí, lo hice hace años cuando llegué a este lugar por primera vez, lo hice algunas veces mientras me veía a escondidas con Catelina y también cuando era solo un jardinero que quería licor ilegal los sábados.
Este viernes no fue la excepción, ingresé sin problemas, practiqué algunos tiros con el arma, aunque era consiente que no la usaría.
Nadie se acercó por el ruido, tal vez el personal en la casa había bajado mas de lo que pensé, no era para menos, pues la huida de "La Solterona Lady Silóe Brett" hace dos meses, no había pasado inadvertido por los chismosos, la gente estaba escandalizada, los Brett eran la comidilla de cada día. Incluso oí decir a Lady Deccir, que varias familias han cortado negocios con ellos.El sacrosanto imperio monetario de Lord Elric y Lady Adélaïde, se estaba yendo a la basura.
Aunque no me sentía feliz por eso, pues ellos no eran los únicos Brett, Lord Han, Silóe y por supuesto Catelina, quedarían desamparados si todo ese capital se acabara.
Cerca al medio día, ya podía tener certeza en que los Lords de Frogville, estaban despiertos, así que empecé mi paseo, del prado al arco de piedra, una sensación extrañamente familiar me invadió al cruzar la primera parte del jardín, ahora seco, muerto y solo con pequeñas hojillas de hierba mala.
Llamé a la puerta hasta que el impecable mayordomo se dignó a atender, me miró con asombro primero, y luego no disimuló para nada su repugnancia.
-¿Por qué está aquí? -inquirió.
-Creo que lo sabes. Lord Brett y yo, tenemos mucho de que hablar.
-¿Tú, con Lord Brett? -preguntó con ironía- ¿Por qué Lord Brett hablaría con un ex convicto?... ¡Oh, por supuesto!. Usted no es un ex convicto, es un prófugo, creo que eso empeora aún más la situación.
Como una cuestión de instinto, saqué el arma de mi chaqueta y le apunté en la cabeza.
-Los ruidos fuertes son bastante molestos señor... ¿Gemerk, no es así cómo se llama ahora? -la sonrisa más repudiable que he visto en mi, se dibujó en su boca de serpiente- Bien señor Gemerk, si quiere usar su arma contra mí, puede hacerlo, pero no logrará nada, y lo sabe, sólo hará que los que viven en la casa, sientan fastidio.
ESTÁS LEYENDO
Los Fantasmas De Frogville © | Completa
Historische RomaneEn la lejana ciudad de Grethel, vive la adinerada familia Brett. Lord Elric y su esposa Adélaïde, parecen llevar una vida normal junto a sus cuatro hijos, Silóe, Catelina, Han y la infortunada Myrcella. Pero ellos esconden un "incómodo" secreto, la...