Lord Frank
Habían pasado dos semanas desde la boda y partida de Catelina; si en algún momento pensé que ella había dejado de quererme, que volteara a verme antes de marcharse, dejó claro que aún me amaba. Y por supuesto, yo la amaba a ella, pero le había fallado, falté a la promesa que le hice.
Recuerdo el día, hace ya unos tres meses, Myrcella y yo estábamos en la recámara, yo no la había tocado en mucho tiempo, tampoco estaba entre mis planes hacerlo.
Mientras yo leía uno de los libros de Han, sentado en un sofá, ella se acurrucó en la cama y empezó a llorar.
-¿Myrcella, te sucede algo?.
Ella negó con la cabeza pero siguió de la misma manera.
Dejé el libro sobre una mesita y camine hacia ella, había bajado mucho de peso en los últimos meses, cada vez perdía más cabello y el último diente sano que poseía, había caído hacía tres semanas.
-¿Myrcella, qué tienes?.
-Tú ya no me amas -murmuró.
Sus palabras me removieron el alma. ¿Cómo podría decirle que en realidad nunca la he amado?.
-No debes dejar que esas cosas te afecten tanto -dije masajeandole la espalda.
-Pero si me afectan, eres mi esposo y ya ni siquiera me tocas.
-Es por tú salud -mentí -No quiero perjudicarte de ninguna manera.
-¡Pero eso no me importa!, todos saben que moriré dentro de poco tiempo, quiero pasar ese tiempo con mi esposo... ¡Quiero que tú vuelvas a amarme!.
-Pero yo...
-¡Frank, por favor!, si estos son los últimos meses que me quedan, quiero poder disfrutarlos a tú lado -tomo mi rostro entre sus manos, y se acercó para besarme.
-Myrcella no podemos hacer esto -dije apartándome un poco.
-Te prometo que estaré bien -sonrió -Lo haré si estoy contigo nuevamente.
-No podemos.
-Por favor... Sigamos llevando una vida normal... ¡Por favor!.
Se veía muy triste y demacrada, ella no merecía tener que pasar por todo esto, Myrcella es la persona más noble e inocente que he conocido, me hubiese gustado corresponder a su amor, pero eso era imposible para mí, yo solo amaría a Catelina.
Esa fue la noche en la que ella quedó embarazada, porque al día siguiente me sentía tan arrepentido que empecé a dormir en el suelo.
No quería decirle a Catelina que le había fallado, debí hacerlo desde un primer momento, pero no lo hice, seguí viéndola a escondidas, y diciéndole cuanto la amaba, aunque eso no quitara el hecho de que yo la había engañado.
Pocas semanas después, una de las Myrcellas, que solía ser enfermera mientras estaba con vida, confirmó que ella estaba embarazada. Según los cálculos de la posible muerte de "mi esposa", el niño podría o no nacer.
Ella lo sabía, pero de igual forma no cabía en su felicidad, no pudo esperar mucho para contárselo a todos, dijo que tener a ese pequeño, sería el mejor regalo que la vida podría darle.
Yo me sentía la peor persona del mundo por no compartir su felicidad.
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Los Fantasmas De Frogville © | Completa
Historical FictionEn la lejana ciudad de Grethel, vive la adinerada familia Brett. Lord Elric y su esposa Adélaïde, parecen llevar una vida normal junto a sus cuatro hijos, Silóe, Catelina, Han y la infortunada Myrcella. Pero ellos esconden un "incómodo" secreto, la...