La Casa

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Lord Frank

Ver a Catelina era todo lo que necesitaba, solo tenía que verla una última vez y luego no me importaba lo que pudiera pasar conmigo, las amenazas de Lord Brett, de Eustace, o de quién sea, eran insignificantes ahora, podrían enviarme a Hala mañana, y estaría bien, pues hoy volví a ver a Catelina.

Desacatando las ordenes de Lord Brett, por primera vez en semanas, dejé a Myrcella y a sus fantasmas solas en la habitación, me coloqué la vieja chaqueta que utilizaba cuando aún era un jardinero.

Caminé por el largo pasillo hasta llegar a la puerta de empleados, salí al patio y fui hasta aquella que solía ser mi casa, aquél lugar donde solía tener esos encuentros con Catelina. Los momentos más felices de mi vida habían pasado bajo ese techo, y por supuesto, en aquella laguna.

No había vuelto desde que ella se fue, nadie más se había instalado aquí, el lugar estaba lleno de polvo y arañas, que sin querer, también me hacían pensar en ella.

Siempre me preguntaba, qué sería lo que Catelina encuentra tan fascinante en las arañas.

—¿Por qué estas aquí? —su voz me desconcertó por un momento.

¿Catelina?... ¿Qué haces tú aquí?.

—Quería estar lejos de esa casa, y solo este lugar me trae tranquilidad... ¿Tú que haces aquí?.

—Exactamente lo mismo.

Caminé hasta la cama, en donde ella estaba sentada, y me acomodé a su lado.

—¿Mi padre volvió a amenazar con enviarte a Hala, no es así?.

Yo asentí.

—Hubiese dejado que lo haga, pero quería verte... Aunque sea una vez más.

—Ya me viste... Ahora deberías volver o mi padre podría cumplir sus amenazas —dijo dolida.

Seguramente tarde o temprano lo hará, podría enviarme mañana y ya no me importaría.

—¿Cómo estas llevando la pérdida de tú hijo? —preguntó.

En realidad no sé que siento... No sentía nada cuando veía a Myrcella embarazada, sé que eso me hace quedar como un monstruo, pero es así... ¡Yo no sentía nada!. Pero cuando vi a la criatura muerta, fue como si algo dentro de mí también muriese... No logro entenderlo.

—Es porque era tú hijo al fin y al cabo... Yo tengo uno también —suspiró.

—¿Estás embarazada de Thomas Hugh?.

—No... Emma Crispy estaba embarazada de Han, ella quería desaparecer, pero el niño era mi sobrino, y mi hermano fue un idiota, Emma vivió con Thomas antes de que él y yo nos casáramos, cuando fuimos a Ripper, vino con nosotros... ¡Nos volvimos muy amigas! —dice con voz quebradiza —Emma murió dando a luz a ese niño, se llama Oliver, y lo amo como si yo lo hubiese tenido.

Atraigo a Catelina hasta mi pecho y la abrazo para tratar de consolarla, recuerdo a Emma Crispy, siempre vivaz y astuta, es una lástima que haya terminado fallecido.

—¿Qué vas a hacer cuando Myrcella muera?... Si es que mi padre no te envía a Hala —dijo con el rostro apoyado en mi cuello.

—Supongo que me iré lejos de aquí, he pensado en Costa Este, dicen que es un lugar hermoso.

—¿Y yo puedo ir contigo? —levantó el rostro y me miró fijamente.

—Pero estás casada con Thomas Hugh y además de eso-

—Sin pensar en absolutamente nada más, dime si quisieras que vaya contigo.

—Si. Es lo único que quisiera.

—Y también es lo único que yo quisiera... Iremos juntos a Costa Este, viviremos ahí, de cualquier forma... Empezaremos una nueva vida, juntos y seremos felices —sonrió.

¿Y Oliver?.

—Lo recogeremos cuando lleguemos a Ripper, Thomas no es un mal hombre, él va a dejar que lo lleve conmigo.

—¿Estás segura sobre todo esto?.

—Tú eres el único que siempre lo ha dudado —sin darme tiempo de decir nada más, se acercó a mí y me beso.

Fue un beso lleno de angustia y añoranza, toqué su piel, suave y perfecta, su cabello caía como seda hasta lo más bajo de su espalda, Catelina metió la mano debajo de mi camisa y se deshizo de ella rápidamente.
Yo desaté el nudo de su vestido, ella se paro de la cama y el traje cayo como un anillo a su alrededor, dejando al descubierto aquellos senos que solo había tocado a través de la tela.
Ella desabotonó mi pantalón y se quedó observando mi desnudez por algunos segundos.

Volvió a besarme y caímos juntos en la cama, aquella que debía guardar para siempre, el secreto de lo que fuimos y de lo que siempre seremos: Trágicos amantes, destinados a no permanecer juntos.

Los Fantasmas De Frogville © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora