La Vida En Frogville

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Lady Adélaïde

8 años después...

Vivir en esta casa era maravilloso, viví aquí durante mi infancia, lejos de la agitada sociedad de Ripper. Pensé que sería perfecto para mis hijos, pensé que todos podríamos estar tranquilos, pero había olvidado algo muy importante; yo no conocí a Elric en este pueblo, acá nunca se conoce a nadie. Y eso era un gran problema teniendo en cuenta que tengo tres hijas a las que la edad se les estaba pasando.

Nunca tuve esperanzas de encontrar un buen marido para mi pobre Myrcella, ella no había sido bendecida por Dios con ningún don rescatable, en plena infancia había perdido toda la belleza que tuvo de bebé; tampoco tenía una personalidad brillante, nunca fue lista como Silóe, o sofisticada como Catelina.

Su simpleza y fealdad hizo que hace muchos años aceptara tener en vergüenza a una hija solterona, pero ahora me sentía casi maldita, por tener a los cuatro aún sin casarse.

Han a pesar de sus constantes viajes a Ripper con su padre, no se interesaba por ninguna muchacha, llegué a pensar que era de "ese tipo de hombres", los que prefieren la compañía de otro hombre. Comenté mis dudas con Lord Brett, pero el las descartó por completo.

— ¿Y que hay con nuestras otras hijas? — comente nerviosa.

— No sé a que te refieres mi amor... ¡Todas ellas están muy bien!. Sé que lo de Myrcella es preocupante, pero Eustace me ha dicho que puede haber una excepción con ella, que tal vez no muera tan joven como las otras.

Oh, pobre Myrcella, tenia la desdicha sobre ella, según los cuatro espectros que vinieron hace años, ella moriría poco después de cumplir los 27, ahora estaba a punto de cumplir 26.

— Me temo que no hablo del desafortunado futuro de Myrcella, yo me refiero más bien a Silóe y Catelina, ellas son muchachas tan interesantes y sin embargo se quedaran solteronas si siguen sin ser presentadas en sociedad.

— Mi lady, me alegra que toques el tema, yo también lo he pensado por mucho tiempo, no podemos permitir que la belleza de Catelina pase desapercibida.

— ¿Entonces?.

— No he pensado en nada.

— ¡Podriamos hacer un baile!.

— ¿Un baile?. No habrían más que tres prospectos importantes en el pueblo a los que invitar.

— Lo sé, lo sé, dejame a mí organizar todo aquí, tú mientras tanto debes invitar a personas importantes en Ripper.

— ¿Crees que vendrían hasta aquí por un baile?.

— No, pero vendrían aquí si tuvieran la posibilidad de casarse con alguna de las hijas del gran Lord Brett.

Mi querido esposo, amaba tanto ser alagado que aceptaba lo que fuera que viniera antes o después de: "El gran Lord Brett".

— ¡Muy bien, entonces! — dijo saltando de la cama con una sonrisa altiva — ¡Habrá un gran baile aquí!.

A la semana siguiente, él y Han partieron a Ripper, mientras tanto me quedé organizando el baile, hace más de treinta años que no había una fiesta en Frogville, organizar algo aquí era mucho más difícil de lo que pensaba.

Le pedí a Frank que me ayudase a llevar y traer recados desde el pueblo, Ulla me ayudaba a lustrar el piso de los grandes salones, Eustace organizaba los asientos con destreza y facilidad. Los cuatro fantasmas de Myrcella, eran casi tan inútiles como ella misma.
A veces confundía a alguna de esas "muchachas" con mi hija, eran tan idénticas que diferenciarlas me resultaba casi imposible. Eustace me había enseñado un truco para no tener que pasar vergüenzas delante de nadie, cuando veía a alguna "Myrcella", lo primero en lo que me fijaba, era en sus ojos, los de la real eran un poco más grandes que los de las otras. A pesar de esto, más de una vez fallé en el reconocimiento.

— Mi lady, ha pasado una desgracia en mi familia y quiero suplicarle su permiso para ayudar a mi sobrina —dijo una tarde la vieja Ulla.

¡Por supuesto señora Crispy!... Usted ha hecho mucho por nosotros. ¿En qué quisiera mi permiso?.

— Mi hermano menor ha fallecido hace unos días.

— ¡Lo siento tanto! — le tenia un cariño especial a Ulla, me daba mucha pena por lo que estaba pasando.

Su esposa había fallecido ya hace mucho tiempo, su pobre hija se ha quedado totalmente sola... Mi sobrina,  Emma, solo es un poco mayor que Lady Catelina, ella sabe servir muy bien, ayudaría sobre todo en este tiempo con lo del baile.

Ella tenia razón, la servidumbre era insuficiente, alguien joven y hábil no caería para nada mal en este momento.

— ¿Usted que opina Eustace? — le pregunté al anciano que permanecía parado a mi lado.

Creo que la señora Crispy tiene razón mi Lady, una nueva persona nos ayudaría mucho en este tiempo.

Y así fue como a los pocos días llego la joven Emma a Frogville.

— ¿Por qué estas haciendo todo esto, madre?... Traer nueva servidumbre, limpiar los salones, también envías al señor Frank al pueblo todos los días.

— ¡Catelina!... No seas imprudente hija, todo esto es por un baile que tú padre y yo estamos organizando.

— ¿Un baile aquí? — preguntó incrédula.

Si. ¿Qué habría de raro?.

— A parte de tener a cinco espectros caminando entre nosotros, no lo sé.

Mi hija, a veces tan hermosa como imprudente.

— ¿Qué piensas hacer con las cuatro "Myrcellas"? — preguntó.

— ¡Aunque sea las encerraré en el armario!... Pero este baile debe ser perfecto.

Los Fantasmas De Frogville © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora