El Niño

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Lord Han
3 meses después.

—Bienvenido a Requiescam —dijo Thomas Hugh con una media sonrisa —Catelina está en la otra sala... No esperábamos tú visita.

—Si... Siento mucho por haber venido de esta manera, mi padre me envió para que hablara personalmente con mi hermana.

—¿Es algo malo?... ¡Si lo puedo saber, claro está!.

—Por supuesto que puedes saberlo, eres esposo de Catelina... Vine a hablar sobre Myrcella.

—¿Sobre Myrcella? —preguntó confundido.

—Si... Pero quisiera hablarlo con los dos, sería más práctico.

—Claro... Adelante.

Caminé hacia la sala que él me indicó, pero Hugh se acercó apresuradamente a mí y trato de frenar mi avance.

—¡Lo-Lo siento!... Había olvidado un detalle importante... Tal vez debas esperar a Catel... —el sonoro llanto de un bebé, interrumpió su frase.

—¿Thomas, eres tú? —se oyó la voz de Catelina desde el interior de la sala.

—Eh... S-Si... Estoy con tú...

—Por favor, puedes decirle a Mary, que busque a la nodriza, ella aún no ha llegado y Oli ya tiene hambre.

—¿Qué está sucediendo? —pregunté.

Catelina no se había casado hace tanto tiempo, como para tener un hijo.

—¿Thomas? —la voz de mi hermana se fue acercando, hasta llegar a la puerta, ella apareció del otro lado con un bebé en brazos —¡Han!... ¿Q-Qué haces aquí? —titubeó.

—Vine a hablarte... Bueno, a hablarles sobre Myrcella... ¿Quién es ese niño?.

—Es... Es mi hijo —murmuró.

—¿Tú hijo?.

—Si... Es nuestro hijo —dijo Hugh con voz firme.

—No puede ser... Ustedes no llevan tanto tiempo casados... Y no creo que tú... —Catelina no parecía ser de las que escondían el regalo debajo del vestido blanco —¿Por eso su boda fue tan apresurada?.

—¡No voy a discutir contigo sobre eso, Han! —dijo enfadada —¿Para qué has venido?.

—Nuestro padre me envió, Myrcella ya está muriendo, cumplió veintisiete años hace unos meses, todos pensaban que nada pasaría, pero hace una semana entró en labor de parto, el niño había estado muerto en su vientre desde hace mucho, el doctor no pudo explicar el motivo. Ahora ella está muy mal, las cuatro Myrcellas aseguraron que puede morir en cualquier momento.

El rostro de Catelina se volvió indescifrable.

—¿Lord Brett quiere que Catelina vaya a Frogville a despedir a su hermana? —preguntó Hugh.

—Sí, ella quiere verla... Quiere despedirse de ti.

—No puedo dejar a Oliver —replicó Catelina.

—Mary puede cuidarlo, además yo estaré aquí —dijo ThomasVe con tú hermana, o te vas a arrepentir el resto de tú vida.

—Pero...

—Por favor, Catelina... Myrcella está sufriendo mucho, verte la va a ayudar —dije.

—Bien... Iré, pero no me quedaré en Frogville, a esperar hasta que muera.

Su reacción me tomó por sorpresa, según recordaba, Myrcella y Catelina fueron muy unidas durante su adolescencia.

El niño, Oliver, me miraba desde los brazos de su madre, una sonrisa se dibujo en su pequeño rostro, aquella criatura causaba un revuelo en mi interior que no lograba entender.

Los Fantasmas De Frogville © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora