El Tiempo De La Felicidad

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Lady Myrcella

Al amanecer de aquel nublado día, vi a mi amado Frank echado en el pequeño sofá, parecía estar descansando tranquilamente desde hace mucho tiempo.

Es porque Catelina ya volvió, porque ya pude verla una última vez y estoy feliz por eso, y él está feliz por mi, mi tranquilidad era todo lo que le preocupaba y ahora esa preocupación se había esfumado.

Le agradezco a Dios por haberme enviado un esposo como Frank Law, alguien que me amó a pesar de todos los inconvenientes.

Le agradezco también por aquella felicidad ilusoria, que fue tener en mi vientre al pequeño fruto de ese amor.

Quisiera que el bebé hubiese vivido, así una parte de mí se quedaría con Frank y el dolor de perderme no seria tan grande.

Cuando nuestro hijo murió, él supo esconder su pena, para que yo no me sintiese triste.

Aún no logro explicarme, como es que pude merecer, que un hombre como él me quisiera tanto.

Saber que se quedaría en Frogville me dejaba más tranquila, mi familia parecía haberle tomado aprecio, ellos velarían por su seguridad y bienestar.
Esa seria la forma en la que mi padre seguiría amándome, a pesar de haber muerto.

Me pregunto si mi madre sentirá tristeza, cuando yo no esté... Últimamente he querido pensar que ella me amaba a su manera, tal vez de forma más distante y fría que a mis hermanos, pero el amor, sin importar la forma, sigue siendo amor.

Y eso también era algo por lo que debía estar agradecida.

Al final de todo, tenía a muchas personas que me amaban, mi padre; mi madre; Frank; mi hermano Han; Silóe, que incluso lloraba constantemente al saber que mi tiempo se estaba acabando; Eustace, un ser tan bondadoso, un enviado del cielo para protegerme; y por supuesto, también Catelina, que volvió de Ripper en cuanto supo que eran mis últimos días.

Eso era todo lo que tenia, todo lo que necesitaba y quería, había tenido una vida plena, había amado y perdido, ahora era tiempo de descansar.

Las cuatro Myrcella formaron un círculo a mi alrededor, cada una me dio un beso en la frente, sonrisas tiernas se dibujaron en sus rostros, un frío abrumador invadió mi cuerpo, y entonces supe, que aquel era mi último respiro.

Los Fantasmas De Frogville © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora