Cobardía

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Lady Catelina

Salí de Frogville antes de que la mañana empezará a despuntar, era muy temprano, pero debía despedirme de él, era lo mínimo que merecía.

No sabia en que posada se había quedado, pero atiné con la primera que fui.

Él se sorprendió de verme ahí tan temprano, me dejo entrar a su habitación y me senté a su lado en la cama.

—Me voy a ir con Frank Law —dije cabizbaja.

—¿Estás segura de eso? —preguntó Thomas.

—Nunca he estado tan segura de nada... Pensé que debías saberlo, no quería solo desaparecer.

—¿Pensaste lo que te dije sobre Oliver?.

—Si... Lo llevaré conmigo, pero buscaré la manera de darte mi ubicación, para que puedas estar cerca a él.

—Te lo agradezco —exhalo —¿Cuándo se van?.

—Supongo que dentro de un rato... Iré a encontrarme con él cuando salga de aquí.

—¿No te parece demasiado pronto?.

—No... De hecho es bastante tarde, unos quince años tarde.

—Espero que todo les vaya bien, Catelina —había sinceridad en sus ojos —Ojalá las cosas fuesen diferentes para nosotros.

—Ojalá... Espero que seas muy feliz Thomas —le di un beso en la mejilla y le entregué el anillo de matrimonio.

—No creo que sea algo que quiera conservar —dijo.

Es tuyo... Sólo a ti te corresponde decidir que hacer con el —sonreí.

—Supongo que nos veremos pronto —mascullo.

Asentí y dejé la habitación.

De camino al lugar de encuentro, muchas ideas cruzaron mi mente, una emoción rimbombante reinaba en cada parte de mi cuerpo, todo esto parecía un sueño lejano.

Llegué justo cuando el sol relucía con mayor intensidad, busque una pequeña sombra para no abochornarme.

Los minutos fueron pasando impacientes, algunas personas empezaban a transitar por esta ruta, pero ninguno era Frank.

Los minutos se volvieron horas, el sol se ocultó nuevamente, y ni siquiera el hambre melló esa esperanza vacía que aún guardaba dentro de mí.

Volví a Grethel, fui hasta la posada de la vieja Tel y pregunté por él, ella no sabia de quien le estaba hablando. Pero un niño muy delgado, de unos doce años, se acerco acechante desde la puerta, asegurando haber visto a Frank.

—Yo sí conozco a Lord Law —dijo el escuálido muchacho —Mi padre hace trabajos en Frogville, sé de quién está hablando. ¿Usted de casualidad es Lady Catelina?.

—¡Si, soy yo!.

—Él dejo una nota para usted, por eso estuve esperándola aquí mismo.

Tomé el trozo de papel y tuve que releerlo seis veces, para creer lo que veía.

«Lo siento mucho Catelina, no puedo hacer esto, finalmente me di cuenta que no puedo seguir en Sinus, si lo hago, siempre tendría temor de ser encontrado por Hala. Buscaré una manera de salir de aquí, solo, una mujer y un bebé es lo último que necesitó ahora, espero puedas comprenderme. Frank Law».

—¡Frank no pudo darte esto! —dije devolviéndole la nota al niño.

—¡Ahora que lo recuerdo, si sé de quien habla! —dijo la vieja TelLlegó aquí por la noche, pero se fue un rato después, se llevó todas sus cosas y ni siquiera se despidió.

—¿Nadie habló con él antes de que se vaya?... ¿No recibió ninguna nota, o mensaje?.

—No mi lady, yo estuve aquí toda la noche y nadie entró.

Finalmente su cobardía había sido más fuerte que todo, incluso, que el amor estúpido que decía sentir por mí.

Los Fantasmas De Frogville © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora