Capítulo 8

1.8K 247 12
                                        

Sí, esta chica definitivamente tiene el poder sobrenatural de convencer a cualquiera de hacer lo que ella desee. Ahí me encontraba yo, bebiendo un café y contándole mi trágica historia a una completa desconocida. Busqué dentro de mí todo lo que necesitara sacar desde hace tiempo. No imaginé que me encontraría en esa situación, pero agradecí internamente el hecho de que Bianca me escuchara sin interrupciones y se mostrará completamente comprensiva conmigo, cosa que jamás sucedería ni siquiera con Melanie, que ha sido mi amiga desde siempre.

Bianca me agradó demasiado, siempre estaba ofreciéndome una sonrisa cada vez que la miraba, haciendo que de esta manera yo le devolviera una sonrisa igual de sincera que la suya. Estar con ella me recordaba a esos viejos tiempos en que Melanie y yo no teníamos una amistad tan rara y carente de confianza.

Ella tomó una servilleta y sacó un bolígrafo de su mochila.

—Bien, entonces dices que tu novio no puede descubrir lo de las notas, tampoco tus amigas, tampoco las porristas, ni el equipo de fútbol... Ah, y tampoco ningún humano sobre la faz de la tierra.

Solté una carcajada.

—Básicamente eso. —Respondí divertida.

—Vaya, me siento especial. —Anotó cosas en la servilleta que yo no podía leer.

Se tomó su tiempo, mientras entrecerraba sus ojos y mordía el bolígrafo, pensando en algo que podría ayudarme.

—Bien, entonces pienso que debes buscar chicos con nombres que inicien con S, si este chico anónimo no quisiera que lo descubras no te habría dado esta pista en primer lugar. Así que debes tomar muy en cuenta que a pesar de que te dice que nunca serás suya y toda la cosa, él seguramente tiene la esperanza de que al menos intentes comunicarte con él.

—Pero ¿cómo? —Mi mirada se centró en el humeante café sobre la mesa.

—Pues exactamente en eso tenemos que pensar, quizá si dejaras cosas difíciles de descifrar en tu casillero...

—¿Entonces como lo descifra él? —Levanté una ceja.

Se rascó la cabeza con el bolígrafo.

—No lo sé... —Sonrió. —pésima idea. —Tachó esa opción en la servilleta. — Entonces deberías intentar averiguar mediante las pocas pistas que te da en qué momento está cerca, para que tú puedas dejar una nota y él la recoja, para hacer una prueba déjale algo que parezca absurdo para los demás, pero que tenga mucho significado para él. Luego, si alguien te descubre podrás poner cualquier excusa.

Todo en mí se iluminó, la idea sonaba completamente maravillosa, quizá si podría hacerlo. Solo debía averiguar en qué momento exacto podría dejar un escrito para él. Así incluso podría descubrir quién era si me quedaba esperando a que vaya por la nota. Como si Bianca hubiera leído mi mente puso cara de pocos amigos.

—Pero debes hacer las cosas bien, no tienes que tratar de saber quién es todavía, todo se dará a su tiempo. —Se masajeó las sienes. —Tampoco se te ocurra firmar ninguna de las cartas, quizá puedas usar una inicial.

—Está bien.

—Y por último... Debes terminar con esa relación absurda. —Me mostró la última cosa de la lista que había hecho. —Para que dejes de vivir con el miedo de que alguien se entere.

—No, no puedo hacer eso. —Respondí exasperada.

—¿Por qué?

—Seguramente Isaac y todo el equipo me odiarían por terminar con él antes de que empiecen las semifinales, tampoco puedo arruinar su imagen de ese modo. —Al escuchar mis propias palabras me sentí asqueada.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora