Capítulo 15

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Los párpados me pesaban, el cuerpo me dolía entero cuando intentaba hacer algún movimiento. Una vez que logré abrir los ojos recorrí el lugar en el que me encontraba, esa no era mi habitación, tampoco era mi casa. La ventana estaba abierta y dejaba que el aire frío de la mañana se filtrara, al levantarme sentí como todo a mí alrededor daba vueltas.

Corrí disparada al baño, ahí me deshice de todo lo que pudiera haber en mi estómago, intenté recoger mi cabello antes de provocar un desastre, pero ya era tarde, ni siquiera había logrado llegar a tiempo al inodoro. Cuando ya no me quedaba nada más por vomitar fue que me detuve y miré el desastre que había causado, debía limpiarlo cuanto antes.

Tomé todo el papel higiénico que encontré y me encargué de dejar el suelo y el inodoro justo como estaban en un principio, también busqué por toda esa recámara algo que pudiera ser de mi propiedad para no tener que volver después a buscarlo. Cuando parece que todo está en orden decido salir de allí, me dirijo hacia la puerta para abrirla y la encuentro con cerrojo. ¿Yo aseguré la puerta? Vaya, ni siquiera recuerdo cómo llegué aquí. Sin tomarle mucha importancia a lo que sea que haya hecho la noche anterior, quito el seguro y abro la puerta. Al hacerlo me sobresalto al ver del otro lado el rostro de Isaac, quien tiene un enorme moretón en el ojo.

Entonces todo llega a mi mente. Las manos de Isaac tocando mi cuerpo sin permiso alguno, mí vestido a punto de ser arrancado y la persona que llegó a defenderme. Fue ahí, cuando al ver su rostro sentí miedo, justo como ya lo había sentido antes. Él me miraba sin comprender el porqué de mi reacción.

—¿Qué pasa? —Pregunta frunciendo el ceño. —Ah, esto —Señala el moretón de su cara. —creo que anoche peleé con alguien, por cierto ¿dónde estabas?

—Estuve aquí, estuvimos... ¿No te acuerdas? —Respondí con voz temblorosa.

Suelta una carcajada.

—Lo único que recuerdo es a mí buscando a mi novia toda la noche, ¿estás bien?

Niego con la cabeza varias veces.

—No, no, no... Tú estabas aquí, intentaste... —Dejo de hablar al recordar esa escena.

—De verdad Alex, no estuve aquí, además echaste el cerrojo por dentro. —Respondió acercándose a mí.

Retrocedí unos pasos y traté de asimilar lo que estaba sucediendo.

—Quizá estuve soñando, de verdad pensé que había pasado.

Sí, seguramente fue eso. Él no te haría daño, Alex.

—¿Se puede saber qué soñaste?

Intentando borrar esos recuerdos absurdos de mi mente y dije lo primero que se me vino a la cabeza.

—Soñé que peleábamos, no recuerdo por qué.

Depositó un beso en mis labios y me dedicó su habitual sonrisa, definitivamente él no podría hacerme semejante daño. ¿Cómo pude pensar que algo así podría suceder?

—Solo fue una pesadilla, nena. Nosotros no tenemos por qué pelear. —Su sonrisa no me tranquilizaba, tampoco su mano que se ha entrelazado con la mía.

Prefiero fingir que no estoy intranquila, que lo que soñé no me había afectado. Parecía todo tan real. Nunca más volvería a beber, tuve la peor noche de toda mi vida gracias a eso, jamás probaré otro sorbo de alcohol.

Dejo que Isaac me lleve a casa y una vez que estoy ahí evito encontrarme con mi madre, corro hasta mí habitación y me dejo caer en la cama.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora