Scott no nos acompañaba el día de hoy. Nada más Bianca que, de vez en cuando mencionaba alguna palabra. Mas bien, nadie dentro del auto se atrevía a decir nada, nadie quería decirlo ni admitirlo. Pero quienes estábamos ahí temíamos que, a partir de ese instante, todo colapsara.
A veces Miles me miraba y me dedicaba una de sus fugaces sonrisas, luego le devolvía la vista a la carretera, mientras que nosotras no sabíamos siquiera de qué hablar. Probablemente todas estábamos pensando en cómo actuar cuando estuviéramos en el instituto. Los estudiantes son crueles, no dejan pasar algo como lo de ayer así nada más. Ellos no olvidan, ellos no perdonan.
Cientos de veces intentamos comunicarnos con Scott y él no contestaba nuestras llamadas, no respondía nuestros mensajes de texto. Tampoco había estado en ninguna red social, del mismo modo que Sebastián. Odié con todo mi ser a Isaac, lo detesté por querer hacer la vida de dos personas que se aman, miserable.
Sentía ganas de llorar cada vez que recordaba la expresión de dolor en el rostro de mi amigo, Scott no había hecho nada malo, él no merecía todo el odio que le llegó. Porque así fue. Cuando intentamos contactarlo, en una de sus redes sociales ya pudimos ver mensajes de odio públicos, comentarios detestables en sus fotografías. Familiares haciéndose presentes y siendo crueles con él.
Ojalá pudiera hacer algo para que ese odio desmedido de la gente vaya directo a quien de verdad lo merece, a quien recibe elogios sólo por hacer una anotación en un estúpido juego. A la persona que es idolatrada por lo demás por el simple hecho de verse tan "perfecto" siempre. El mismo que puede destruirlo todo en la vida de una persona y no ser reprendido por ello.
Sentí un nudo en el estómago cuando Miles se estacionó, esperó pacientemente a que nosotras bajáramos. Fue aún peor cuando recordé que él no vendría con nosotras, cuando caí en la cuenta de que esta vez su mochila azul marino no estaba dentro del auto, que la había dejado en casa.
—Que tengan un buen día, no olviden hablar con Scott si lo ven... —Dijo mientras acomodaba el espejo retrovisor. —Denle apoyo.
No pude evitar mirarlo con tristeza, él solo acarició mis mejillas.
—Nos vemos, hadita.
Quería llorar, una vez más quise hacerlo. Pero era suficiente de eso, ya no debía ser la chica débil a la que todo le afecta. Quería dejar de ser la carga para convertirme en el apoyo. Eso haría. Me lancé sobre Miles y busqué sus labios, algo que quizá tomó por sorpresa a Bianca y Sarah, ellas por supuesto no estaban acostumbradas a vernos así.
En sus labios encontré la tranquilidad que tanto anhelaba. Miles me rodeó con sus brazos y así me hizo sentir protegida, me transmitió ese acogedor calor que sólo él podría. Cuando nos separamos lo vi a los ojos, no quería irme. No quería tener que estar sin él ese día. Miré detrás de mí, Bianca y Sarah ya se encontraban afuera esperándome, tenían las manos entrelazadas.
—Es hora de irnos, Alex. —Dijo Sarah.
Me separé de él, abrí la puerta, salí del auto y me posicioné junto a mis amigas. Juntas empezamos a caminar más cerca del edificio, más lejos de Miles. Solo con ver las miradas que caían sobre nosotras sentí pánico, no quería tener que lidiar con esas personas, no el día de hoy. Miré hacia el estacionamiento, Miles seguía allí, esperando a que nosotras desapareciéramos detrás del gran portón.
Me quedé estática, tratando de decidir a qué lugar ir. Bianca me llamó cuando vio que no tenía intenciones de entrar. Sarah puso los brazos en jarras.
—Quieres ir con él, ¿verdad? —Preguntó Sarah.
Bianca sonrió y negó con la cabeza.
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Obsesión
Teen FictionÉl termina con su vida, saltando de un precipicio frente a Alex. El mismo chico que la amó y le dejó profundas notas de amor en su casillero, decidió lanzarse y dejarla sola. Pero...¿Por qué lo hizo?, ¿por qué frente a ella? Y la pregunta más impo...