Quizá algo como lo que estaba a punto de suceder me habría asustado, quizá sentiría que no estaba completamente lista para todo lo que vendría, es probable que hubiera tenido ganas de correr lejos en lugar de enfrentar una situación como esa. Todo esto si se hubiera tratado de una persona distinta acompañándome, si en lugar de ver esos ojos tímidos que huían de mi mirada para luego volverla a encontrar de forma involuntaria, hubieran sido otros. ¿Es que acaso otra habría sido la persona correcta?
Me cuesta pensar que un momento así habría sido más especial, más gracioso. Si bien es cierto que los nervios me tenían paralizada, a él lo que le ocurría era mucho peor. Temía que en cualquier momento sufriera de un ataque de pánico.
Vestía completamente de negro, como todas esas noches que me visitaba en mi habitación. Era una manera eficaz de camuflarse con la oscuridad de la noche, así sería difícil verlo mientras trepaba por la escalera hasta llegar a mí habitación. Había tomado un lugar sobre la cama, sin hacer nada más que mirar sus propias manos y luego a mí. Sonreía nervioso de vez en cuando y se sonrojaba, quizá cuando alguna traviesa idea se colaba en su cabeza.
Lo acaricié para que tanto él y yo pudiéramos entrar en confianza, aunque parecía bastante inútil. Aun así, el momento no podría haberse descrito como malo, lo cierto es que las palabras no eran necesarias, sabíamos exactamente lo que el otro estaba sintiendo con solo evaluar gestos y movimientos. Lo sonidos estaban de más en lo absoluto, sólo el contacto visual y una que otra sonrisa, alguna muestra de cariño. Eso era suficiente.
—Te ves tierno cuando algo te pone nervioso. —Mencioné. —¿Alguna vez te lo dije?
Una involuntaria sonrisa se escapó de sus labios, hizo lo posible por que su cabello ocultara ese pequeño gesto. Era inútil que tratara de ocultar de mí su sonrojo, sus sonrisas nerviosas, incluso el temblor de sus manos.
—Alex, me lo recuerdas todo el tiempo. —Suspira. —Lamento no ser ese chico seguro de sí mismo, el que no le tiene miedo a un momento como este.
Intentó sonreír, pero en lugar de conseguirlo, aquello que sus labios formaron fue una mueca que no demostraba demasiada felicidad.
Me acerqué a él, acaricié con suavidad su cabello, aún con la insuficiente luz que se colaba en mi habitación me bastó para encontrar el brillo de sus ojos. Vi un enorme temor en ellos, no sabía lo que realmente lo estaba asustando, me habría gustado descubrirlo cuanto antes, pero de sus labios era muy probable que no saliera una sola palabra que tuviera que ver con sus sentimientos, con esas inseguridades que lo atormentaban. Pero valía la pena intentarlo.
—Miles, si no te sientes bien con esto podemos esperar. —Dije intentando tranquilizarlo. —Yo estoy dispuesta a esperarte, hasta el momento en que te encuentres completamente listo.
Su ceño se había fruncido, mordió fuertemente su labio inferior.
—He deseado durante tanto tiempo la llegada de este momento, siempre lo vi como un sueño. Pero... —Se había obligado a sí mismo a tragar sus propias palabras.
—Dime lo que sientes. —Me acerqué más a él, lo rodeé con mis brazos. —¿Por qué te asusta tanto? Si hay algún problema conmigo...
De inmediato negó con la cabeza, impidió que terminara, aunque sea con la frase.
—Ni se te ocurra pensar eso, no hay ningún problema contigo. —Me tomó por los hombros y me obligó a mirarle. —El problema soy yo.
¿Cómo es posible que siquiera piense que él tiene algo malo? Cuando ha sido todo lo contrario. Él se apoderó de mis más puros sentimientos, esos que ni siquiera yo sabía que existían. Había sido capaz de rescatarme de aquel abismo en el cual había caído, él me salvó de mí misma y me robó de aquellas garras que me aprisionaban. ¿Y ahora resulta que él es el problema?
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Obsesión
Fiksi RemajaÉl termina con su vida, saltando de un precipicio frente a Alex. El mismo chico que la amó y le dejó profundas notas de amor en su casillero, decidió lanzarse y dejarla sola. Pero...¿Por qué lo hizo?, ¿por qué frente a ella? Y la pregunta más impo...