Capítulo 58

720 108 8
                                    

Habían pasado tres semanas enteras y a mí alrededor todo se había convertido en un caos. Todos en conjunto buscábamos desesperadamente lo mismo, Miles. Él había desaparecido, como si la mismísima tierra se lo hubiera tragado. Esta vez no dejó carta alguna, algún mensaje de texto, una pista. Nada.

Mis amigos se habían reunido en mi casa todos los días, Scott había empezado a colocar volantes por doquier, Sarah y Bianca estaban todo el tiempo pendiente de los teléfonos, en el caso de que existiera alguna llamada que nos ayudara a dar con su paradero. Melanie, mi madre y yo salíamos constantemente a recorrer nuestro vecindario y todos los alrededores. Habíamos dado parte a la policía, pero realmente no parecía que estuvieran haciendo demasiado.

Con cada hora que pasaba, yo me sentía cada vez más culpable y desesperada, pensaba lo peor y me condenaba por ello. Pero; ¿cómo decir que yo tenía la culpa? ¿cómo explicar que él había descubierto mi más doloroso secreto? Tendría que contar la historia completa y eso no estaba dentro de mis planes. No quería que alguien más terminara sufriendo todavía más por mi causa.

Los padres de Miles apenas se habían preocupado por la situación. Aunque, como nunca, se encontraban en casa casi todo el tiempo, haciendo aquello que tanto les gustaba. Mortificar a su hija, diciéndole cosas terribles de su hermano, inventando al azar cosas que él podría estar haciendo mientras nosotros tratábamos de encontrarlo. Varias noches Sarah llegó a nuestra casa, como lo hizo veces anteriores. Solo para pedirnos un lugar en mi habitación, algo de silencio y un poco de paz.

De todos, quién más me dolía era ella, que apenas podía ponerse en pie con cada segundo que pasaba. Se deterioraba día con día y yo no podía hacer nada para ayudarla, para al menos consolarla. No puedo negar que temía al mismo tiempo encontrar respuestas, algo a lo que nadie esté preparado o dispuesto a asimilar. De todos modos, supongo que la mayoría de nosotros teníamos ideas positivas, aunque fuera poco probable que éstas ocurrieran.

Cada noche miré atenta el cielo, mientras mi temor se alimentaba con el silencio de mi hogar. En ese azul infinito traté de buscar una estrella que fuera capaz de mostrarme el camino, que señalara la dirección correcta que debía seguir. Está de más decir que, hace tiempo me sentía desorientada, completamente perdida. Pero ahora, que parecía ensombrecerse cada vez más mi camino, sentía que mi dolor apenas empezaba y que un castigo que no merecía estaba por venir.

Me había cansado de caminar en círculos por toda mi casa mientras Sarah dormía o lloraba, me harté de escuchar solamente el ruido de mi cabeza y no quería tolerar aquellos recuerdos que me atormentaban. Los mismos que me separaron del ser que amo. Por momentos sentí que me quedaba sin lágrimas, que me quedaba sin voz para contar aquella verdad que tanto quemaba y que mi corazón se congelaba sin recibir un reconfortante abrazo de Miles, un cálido beso y unas palabras de aliento.

Me desesperaba el poco empeño que ponía la mismísima autoridad, tenía ganas de echar a todos de mi casa cuando empezaban a hacer demasiadas preguntas, cuando hacían cualquier cosa antes que buscarlo como era debido. Me cuestionaban, preguntaban si él y yo habíamos tenido algún enfrentamiento, si él pudo haber escapado con alguien más, si en su casa existían problemas de algún tipo. Sí, tenía problemas, por supuesto que sufría y obviamente lo último que el querría hacer sería escapar con alguien más.

Él siempre les ha dado la cara a los problemas y ha resistido todo lo que se le ha venido encima. Si tan solo ellos supieran, si se imaginaran que él jamás huiría de su casa dejando a su hermana sola, que él nunca se habría ido con alguna otra chica dejándome a mí desamparada. Ojalá entendieran de una vez por todas que él preferiría enfrentarse solo a cualquier peligro antes que huir. Y eso era precisamente lo que me preocupaba.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora