Capítulo 13

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Después de dos días al fin recibí lo que mi alma tanto añoraba, una posible respuesta a la frase del libro que había dejado en mi casillero. El papel verde neón estaba cautelosamente doblado, cosa que hacía mi trabajo un tanto más difícil de lo normal, mis dedos temblorosos se enredaban constantemente y entorpecían mis movimientos. El corazón me latía a mil por hora, solo esperaba que sí recibiera mi mensaje y ésta se tratara de una contestación.

Cuando el papel estuvo al fin desdoblado, y la bellísima caligrafía de ese maravilloso ser se mostraba frente a mis ojos sonreí satisfecha, busqué el inicio de esa nota, que parecía más una larga carta cargada de sentimientos.

"Querida hada mágica, Alex.

Cada vez que escucho tu nombre soy incapaz de controlar esas involuntarias sonrisas de idiota enamorado que se me escapan, aunque a veces ni siquiera sea exactamente tu nombre, como sabrás hay muchos chicos llamados Alex en el instituto. Pero al escuchar ese singular nombre, únicamente un rostro femenino con una belleza sobrenatural llega a mi mente.

No tienes idea de cuánto te he pensado y el hecho de que buscaras la manera de comunicarte conmigo, me hace el chico más dichoso de este mugroso lugar. No tienes idea del infierno que debo vivir todos los días, de lo injusta que puede ser la vida con quien solo busca el único propósito de la humanidad. La tan codiciada felicidad.

Pero no puedo quejarme, siempre que te veo sonreír con una de mis misivas, o simplemente al escribirlas, soy verdaderamente feliz. Aun cuando sé que no puedo tenerte a ti que eres lo que más anhelo, la única dueña de todas mis alegrías y algunas de mis miserias.

A veces quisiera poder ocupar el lugar de ese idiota que no te sabe valorar, yo haría lo posible por verte sonreír aun cuando tenga ocupaciones, problemas, lo que sea. No habría excusas, pequeña. Con respecto a lo que me dejaste, permíteme decirte que no querrás contemplar a alguien como yo, no soy un deportista, no tengo el rostro de un ángel, tampoco tengo un cuerpo para morirse, ni nada por el estilo. Lo único que puedo ofrecerte son mis sinceras palabras, pero sé que jamás serán suficiente para un ser tan perfecto como tú.

No te merezco, pequeña hada mágica.

Te amo, aunque pienses que es una locura si aún no te conozco, pero te conozco mejor que nadie en realidad.

S."

Muerdo mis labios tratando de contener el llanto, quisiera poder tener un rostro en mente, al menos poder tener una idea de él. Sus palabras siempre consiguen tocarme en el lugar más sensible, quisiera poder hacer algo al respecto y me siento tan impotente al no tener una idea clara de la persona que se ha vuelto parte de mí.

Coloqué la carta sobre mi pecho y me recosté en el frío metal de los casilleros, lentamente me dejé caer hasta quedar sentada en el suelo. Las personas a mí alrededor me miraban como si estuviera loca, las porristas desde lejos me juzgaban y señalaban, seguramente diciendo lo perdedora que se ve la novia del capitán del equipo.

Sinceramente no quiero pensar en lo mal que debo verme ahora, solo quiero desahogarme al fin. Dejo salir amargamente las lágrimas que estaba reprimiendo. ¿Cómo puedo sentirme tan dividida? Aún si decidiera dejar a Isaac, estoy segura de que sería todo igual. Seguramente Anónimo no aparecería, sus notas seguirían haciéndome sentir lo mejor del mundo hasta que éstas terminan y me dejan pensando en el vacío de mi alma.

Siento la presencia de alguien junto a mí, limpio de inmediato mis lágrimas y guardo la carta en mi bolsillo. Es ahí cuando miro a mi lado a Bianca sentada observándome, expectante y con una sonrisa triste en su rostro.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora