Capítulo 10

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Una semana y media. No he sabido nada de Anónimo una semana y media más.

Cada vez que veo ese maldito casillero tengo ganas de golpearlo con todas mis fuerzas hasta destrozado por completo. Pienso que quizá se hartó de esperar que alguien como yo le respondiera, y es que no he encontrado la manera de hacerlo, lo he pensado tanto, he considerado la idea de Bianca, quien cada día se acerca a mí a saludar y preguntar si estoy bien o si he recibido algo últimamente. Ya se ha acostumbrado a que la respuesta sea siempre la misma.

Llevo mi bandeja con el almuerzo a la gran mesa del fondo, dónde están Isaac y todos los demás. Ahora celebran a una nueva integrante, una nueva porrista tonta y jodidamente hermosa que se les une. He saludado a Isaac de la misma forma de siempre, un simple beso en los labios y luego me he perdido en aquel libro que no tuve mucho tiempo de leer, pero intento hacerlo en mis ratos libres para no ocupar mi mente con pensamientos tristes sobre las cartas de Anónimo que ya no llegan.

Ya he leído casi todo el libro y solo me he encontrado con la sorpresa (no tan sorpresa) de que los sentimientos de amor son correspondidos, Harry también siente cosas por Iza, siempre sintió muchas cosas por ella. Pero no fue capaz de demostrarlo, nunca fue capaz de decírselo o hacérselo saber de algún modo.

***

"—Mi madre me ha presentado otra chica, dice que es de buena familia. —Empieza a reír a carcajadas. —Pero tiene un enorme lunar en la nariz, cada vez que la veo me distraigo y dejo de ponerle atención.

Iza solo finge una sonrisa y se encoje de hombros, oírle decir que su madre está presentándole muchachas no la contentaba para nada. Aunque Harry rechazaba a todas, era inevitable no sentirse en parte culpable, seguro sus sentimientos hacia él eran tan obvios que seguro Harry prefería quedarse sin esposa a tener que perderla a ella.

Pero no sirve de nada si no pueden hacer más que hablar y dedicarse profundas miradas.
Ahora ya ni siquiera se divertían como antes, a ninguno le asombraba la magia del hada o las cosas que puede hacer que aparezcan y desaparezcan. Ahora sólo lo ayuda a limpiar el jardín cuando la madre del muchacho se lo ordena de vez en cuando.

Definitivamente ambos se sentían mal por no tener nada bueno que hacer, si tan solo ella fuera una chica como las demás, si tan sólo fuera humana podrían hacer mil cosas.

Si pudiera, Iza renunciaría a todo por Harry. Renunciaría a sus alas, su magia, y por supuesto a su hogar. Si al menos fuera tan fácil como mover sus dedos, emanar escarcha de ellos y desear con todas sus fuerzas ser humana. Pero lo cierto es que si lo intentaba siquiera podría desaparecer en ese mismo instante, o terminar encerrada de por vida como toda hada que trata con humanos.

Un hada que es capaz de mostrarse frente a alguien que no sea de su especie no es bienvenida en el bosque de las hadas, la encarcelan por siempre sin importar quien sea. Esa fue una de las leyes que propuso su propia madre, para mantener su existencia en secreto.

Si criaturas tan hermosas como esas fueran descubiertas por los humanos maliciosos, como dice su madre que son todos (Menos Harry siempre piensa Iza), seguramente se llevarían a todas ellas para obligarlas a cumplir repugnantes y ambiciosos deseos. La magia que ellas poseen debe beneficiar únicamente a las hadas, aunque sus efectos siempre son temporales. Nada de lo que hagan aparecer dura para siempre, por ello es que cuando era niña y jugaba con Harry debían aparecer cientos de juguetes, porque desaparecían con el tiempo.

—Pero... si tú quieres una esposa deberías ya aceptar a alguna. —Lo mira desde el librero, sentada sobre el montón de libros desordenados. —No debes detenerte por nada.

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