Capítulo 25

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Ésta mañana, desde que me subí en el auto color vino de los Brown supe que algo no estaba bien, tenía todas las intenciones de hacerle algún debido reclamo a Sarah por lo ocurrido el día anterior. Después de que hiciera aquel vergonzoso e irrespetuoso acto no apareció durante el resto del día, ni siquiera para llevarme a casa. Por desgracia, tuve que caminar e ir yo sola, el transporte público es algo un tanto desconocido para mí y no lo consideré como una opción. Tuve que esperar y esperar horas fuera de mi casa hasta que llegara mi madre al rescate.

Oficialmente había perdido mis llaves, pero eso no era lo que en este momento realmente importaba. Desde que Sarah me recogió en mi casa no me había hablado, no me había sonreído, simplemente no había sido ella misma. Debo recalcar el punto más importante, Miles no nos acompañaba esa mañana. La expresión de Sarah no era otra cosa sino inexpresiva, incluso juraría que había llorado durante un largo rato.

¿Sería prudente preguntarle por Miles? ¿Se molestaría si lo hago?

La situación me intrigaba, como siempre lo he dicho ellos son inseparables, están todo el tiempo juntos. Nunca había escuchado que él faltara al instituto. Si él lo hacía, Sarah también.

—Si te lo preguntabas, Miles está enfermo. —Dice ella mirándome con sus ojos hinchados a través del retrovisor. —Bueno, no necesariamente enfermo.

Su voz sonaba extremadamente fría, no era la misma que escuchaba todas las mañanas al subir a ese mismo auto, simplemente no era ella misma. ¿Habrá pasado algo grave con Miles? Temía preguntar cuál era la verdadera razón por la cual Sarah tenía esa actitud tan ajena a ella, pero sentía que no era el momento y, además, el camino hacia el instituto se estaba haciendo cada vez más corto. Casi no me quedaba tiempo para formular una pregunta decente que no llegara a hacerla sentir mal.

—¿Puedo saber qué sucedió? —Pregunté. Solo esperaba que la respuesta pudiera ser afirmativa, el asunto estaba empezando a preocuparme.

Conocía a Miles desde hace años, siempre ha sido muy bueno conmigo y le he llegado a tener un gran afecto, era obvio que esto me iba a afectar. Sarah me mostró una fugaz sonrisa triste, sus ojos se veían acuosos, su rostro estaba extremadamente pálido si me detenía a observarlo con detalle.

—¿Sabes? No importa, lo bueno es que pronto estará de vuelta. —Suspiró. —Saldré contigo y Bianca en el receso, ¿te parece?

Así era ella, solo formulaba preguntas a las cuales tú estabas obligado a contestar de forma afirmativa. Y, aunque no lo hiciera, ella cumpliría su cometido de todas maneras. Aunque, después de todo, tampoco me apetecía dejarla sola. Comprendo que en el instituto su hermano es lo único que tiene, probablemente podría ser incluso la única persona que en realidad la comprende y tolera su locura.

—Por supuesto, estaremos en la sexta mesa. —Finalicé, habíamos llegado ya al estacionamiento, gran cantidad de estudiantes ya se movilizaban por los alrededores del gran conjunto escolar.

Ella también procedió a quitarse el cinturón de seguridad, tomó una funda oscura del asiento copiloto y la metió sin prisas dentro de su mochila. Una vez lo hizo, me sonrió y bajó primero del auto, la seguí. Aun estando fuera, distinto a los demás días caminé junto a ella sin decir alguna palabra, solo con el fin de acompañarla. Tampoco era mi intención decir cosas estúpidas en un momento tan crítico.

—¿Crees que soy una mala persona? —Pregunta.

De inmediato niego enérgicamente con la cabeza, definitivamente ella no podría ser una mala persona. Posa su mano sobre mi hombro, emplea sobre él una fuerza que hace que esa parte de mi cuerpo empiece a doler.

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