Capítulo 44

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Apresurados salimos Miles y yo de nuestras respectivas clases, por desgracia habíamos sido atrapados por los chicos en el camino. Erick lo persiguió tanto como pudo para que le prestase su libro de matemática, Bianca y Sarah querían que las llevara al centro comercial, Melanie solo estaba detrás de mi dándose cuenta de lo mucho que él y yo queríamos escapar. Solo observando sin decir palabra alguna.

Yo me había visto obligada a buscar dentro de mi bolso aquella crema que nos protegía a todos de los crueles rayos del sol, sobre todo a Sarah, quien aún tenía la piel del rostro sensible. En la mejilla derecha había una notoria mancha que se había formado a raíz de su no tan reciente quemadura.

—Creo que no lo traje. —Dije después de haber buscado en la mayoría de los bolsillos de mi mochila.

—Búscalo bien, Sarah olvidó de nuevo traer una gorra. —Habla Bianca sin quitar la mirada del rostro de su novia.

—Deja ya de recriminarme por eso, lo siento. —Sarah le responde torciéndole los ojos.

Bianca le dio una suave palmada en la cabeza, estaba claramente molesta con ella, se había tomado muy a pecho la responsabilidad de cuidar tanto de ella como su tiempo juntas le permitiera. Además de que ya no la dejaba ir sola a ningún lugar, la acompañaba al baño, estaba fuera de su salón al finalizar cada clase y decidió quedarse con nosotros hasta el final del trayecto cada día al ir a casa. Aunque tuviera que regresar caminando a la suya, ella quería velar por la seguridad de Sarah.

Miles no se había quedado atrás, estaba más alerta que cualquiera, seguía cada uno de los movimientos de las porristas y el equipo de fútbol, todo aquel que tuviera intenciones de hacernos algún daño. Más bien, todos estaban así, ya casi no podía disfrutar de los recesos debido a que cada uno estaba mirando a un punto distinto del comedor.

Yo era la única que no temía por nada, que solo quería dejar pasar todo aquello, pero me sentía mal de siquiera pensarlo. Para empezar, ese café hirviendo estaba destinado a estrellarse en mi cara, si hubiera sido yo la afectada probablemente no pensaría del mismo modo, quizá yo también tendría miedo de que algo así volviera a sucederme.

—Yo tengo algo de protector solar. —Habló Erick una vez que entendió la situación.

Bianca extendió su mano para que él pusiera algo del producto en su palma, el muchacho buscó dentro de los bolsillos de su mochila y así lo hizo. Después todo fue a parar en el rostro de Sarah, de manera descuidada e incluso algo brusca. Sarah al menos ya poseía una barrera en contra del sol.

—No puedo creer que seas tan irresponsable, creo que tendré que llevar conmigo una gorra extra. —Bianca toma aire. —Si por ti hubiera sido tendrías la piel destrozada.

Todos se carcajeaban, mucho más los mellizos, quienes se miraban el uno al otro con complicidad.

—Vamos, no es para tanto. —Se defiende su novia robándole un beso. —Te prometo que no volveré a olvidar mi protector solar y mi gorra.

—Eso espero, sino te irá mal Sarah Brown.

—Tranquila, yo me encargaré de que no olvide nada. —Miles toca el pequeño hombro de Bianca, ésta se tranquiliza al instante.

—Lo lamento, sé que me paso a veces. Es solo que me preocupa mucho Sarah.

Ese pequeño momento entre ellas, viendo lo sobreprotectora que podía llegar a ser Bianca, provocó en mí una ternura casi indescriptible. Las veía y sentía ganas de que nada en el mundo fuera capaz de separarlas, se complementaban y velaban la una por la otra. Se querían como pocos llegan a quererse.

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