Mi teléfono comenzó a vibrar sin cesar, debo aceptar que sí tardé más de lo acordado, seguramente los chicos ya estaban esperándonos en el auto mientras Bianca y yo seguíamos batallando para escoger el color de ojos que vaya mejor con nuestro vestuario. No contesté ninguna llamada ni mensaje, quería hacerlos sufrir durante un rato hasta que nos encontráramos completamente listas. Me vi innumerables veces en el espejo, me gustaba la manera en la que el vestido resaltaba mi figura. Aunque no fuera la chica más voluptuosa, sino todo lo contrario, estaba conforme con lo que veía.
Por otro lado, Bianca se había lucido comprando un vestido negro hasta los tobillos, pero con una abertura que dejaba al descubierto su pierna derecha. Moría de ganas por ver la cara que Sarah pondría al verla luciendo ese vestido, probablemente presenciaría un inminente infarto esa noche.
—Estoy lista, ahora te toca a ti. —Habla Bianca señalándome la silla frente al espejo. —Siéntate y terminemos con esto de una vez.
—Te dije que no vas a maquillarme con el rosa, no pienso lucir un maquillaje con el que no estoy de acuerdo.
Deja salir una carcajada y se acerca a mí, me toma del brazo y me arrastra hasta la silla.
—No voy a maquillarte con el rosa, pero si sigues protestando lo haré con el amarillo.
Crucé los brazos sobre mi pecho y me senté de mala gana, la miré como si de alguna manera le estuviera advirtiendo que mi maquillaje debía ser perfecto o se las vería conmigo. Entonces empecé a sentir sobre mis párpados como el producto de belleza era esparcido con delicadeza, esperé pacientemente a que terminara con la cabeza en una posición demasiado incómoda. Después de unos minutos sentí incluso que pronto tendría torticolis si ella no se apresuraba, además de que las vibraciones constantes de mi celular sobre la mesita de noche empezaban a aturdirme.
Con mis manos tamborileé mis piernas de manera compulsiva. Esa noche era importante, había comprado el mejor vestido que vi en la tienda, y planeamos con Miles nuestros increíbles pasos de baile que nadie más podría repetir fácilmente. Además, no era solo eso, sería un paso más hacia nuestra libertad, sería probablemente nuestra última fiesta juntos, al menos hasta que tuviéramos vacaciones y pudiéramos retornar todos para encontrarnos de nuevo. Sí, sin duda esa noche debía ser especial.
Me sentí melancólica, con solo pensar que probablemente no volvería a escuchar las risas conjuntas de mis amigos se me helaba la piel, me hacía pensar en lo que me esperaba a mí, a Sarah y Bianca, Scott y Sebastián, a Melanie... E incluso Erick. Y cómo dejarlo atrás, me inquietaba el futuro de Miles, yo lo veía demasiado próspero, lleno de cosas positivas. De felicidad.
Él probablemente tenía el futuro más brillante de todos, jamás dejaría de sorprenderme con cada uno de sus talentos, con esas ganas de ser útil y amable con la gente, con el hecho de que siempre sonriera para los demás y no tuviera problema alguno en ayudar. Además de que, en sus ojos siempre vi esas ganas de progresar y tener una vida llena de aventuras.
—Terminé. —Habló Bianca sacándome de mi repentino trance.
—Juro que si me hiciste algo feo... —Me detuve cuando me vi en el espejo.
En mis ojos había una combinación entre varios colores fríos, además de que se había tomado el tiempo de colocar de manera estratégica algo de brillo, que llamara la atención, pero no demasiado. Bianca había hecho un gran trabajo.
—Me encanta Bianca, los tutoriales te sirvieron.
Me dio una palmada en el hombro, luego ella también miró su reflejo.
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Obsesión
Teen FictionÉl termina con su vida, saltando de un precipicio frente a Alex. El mismo chico que la amó y le dejó profundas notas de amor en su casillero, decidió lanzarse y dejarla sola. Pero...¿Por qué lo hizo?, ¿por qué frente a ella? Y la pregunta más impo...