Capítulo 47

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Poco a poco la tranquilidad y el silencio desaparecían de mi habitación, habían sido sustituidos por risas y llantos, por pasos que iban de un lado al otro y alguna que otra pelea de almohadas. Melanie y Bianca me visitaban muy a menudo, a veces me llamaban por teléfono cuando no podían venir y hablábamos durante varias horas.

Nos propusimos permanecer unidas, no volver a dejar que la tristeza nos consumiera. A la vez, rescatar a los miembros restantes. Y de alguna manera esto estaba resultando bastante bien, tengo la fiel creencia de que, para las tres está siendo positivo poder reunirnos y hablar de temas que yo tanto quise enterrar. Después de todo, las cosas están volviendo a tener importancia.

Yo pude llegar al fin a la conclusión de que Miles no quería que yo me destruyera. De alguna manera, aunque ya no estuviera conmigo yo tenía que continuar a pesar de todo. Y eso intentaría, buscaría la manera de reconstruir pieza por pieza todo aquello que se derrumbó. Aunque algunas faltaran y quede incompleta, es mejor que estar totalmente destrozada.

Melanie había horneado galletas, Bianca me ayudaba a arreglar el desastre que tenía en mi habitación, tengo que reconocer que me he vuelto demasiado descuidada conmigo y el entorno en el cual vivo. De vez en cuando la veo voltear su mirada hacia esa colorida casa de la otra calle, aquella que lucía perfecta y llamativa por fuera, pero privaba de su libertad a uno de nuestros seres más queridos. Bianca suspiraba repetidas veces, intentaba sonreír para que yo no notara cuán mal la tenía aquella situación. Pero eso era evidente, imposible de ocultar, incluso alguna persona desconocida podría notar que ella no está bien.

Quería poder ayudarla, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Había golpeado esa puerta tantas veces sin recibir respuesta, alguna vez apareció el señor Brown y no hizo más que mirarme con un profundo odio, echarme a empujones de la entrada de su casa y decirme que no volviera más.

¿Es que acaso ellos quieren terminar con lo único que les queda? ¿Quieren quedarse completamente solos y vacíos? Eso conseguirían con seguir ocultando a Sarah del mundo, si seguían pensando en el qué dirán y avergonzándose por la trágica y seguramente para ellos, vergonzosa muerte de su hijo.

Alguna vez me puse en el lugar de aquellos mellizos, pensé tantas veces en la manera cruel que fueron tratados. También fue para mí inimaginable que alguien, creciendo en tales condiciones, pudiera ser tan bondadoso como lo eran ellos. ¿Cómo es que Miles supo diferenciar desde tan pequeño todo lo que era bueno y malo en su entorno? ¿Cómo fue capaz de inculcar tantos valores en su hermana siendo él un niño?

Él había sido obligado a madurar de manera prematura, él se había convertido en el soporte de aquel frágil ser que toda la vida lo acompañaba. Y ahora... Ahora el muro en el cual Sarah se apoyaba se desplomó sobre ella, dejándola bajo los escombros de los cuales nadie podría rescatarla.

—A veces duele recordar. —Dice Bianca sin realmente mencionar aquello para mí. —Duele pensar que algún día fuimos felices, pero ya no más.

Lentamente la abracé. Cuando mis brazos la rodearon sentí como si fuera un frágil cristal, que podría romperse en cualquier momento, en el menos esperado.

—Saldremos adelante, lo superaremos juntas. —Susurré esperando que mis palabras causaran algo positivo en ella.

—Es increíble...

—¿Qué cosa?

—Como es que Miles dejó un completo desastre al morir. Aunque, antes de que muriera todos sabíamos que habría una catástrofe, sólo no quisimos aceptarlo.

Cada una de sus palabras era completamente cierta, no podía decir nada más al respecto porque ella se había encargado de decirlo absolutamente todo. Es demasiado triste pensar que todos teníamos el mismo soporte y que cuando éste cayó, todos quedamos desamparados. Supongo que él fue como un rayo de luz en nuestras vidas, iluminando cada una de nuestras almas, buscando la manera de que todos pudiéramos soportar lo que ocurría a nuestro alrededor. Pero cuando su luz se apagó, la obscuridad fue absoluta, estamos desorientados, tomamos decisiones equivocadas y renunciamos a aquello que nos hacía felices.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora