Capítulo 26

1.3K 207 78
                                    

Estábamos en el almuerzo, Sarah seguía sin ser ella misma. Se veía ausente todo el tiempo, apenas había probado su comida, las papas fritas y la ensalada estaban casi intactas. Probablemente Bianca, al igual que yo se sentiría bastante extraña en esta situación. Ella logró conocerla en sus momentos buenos. Quizá este cambio drástico también sorprendió a Bianca.

De vez en cuando nos miraba, intentaba dedicarnos una sonrisa forzada que terminaba pareciendo una mueca. Yo quería poder hablar con ella, quería preguntarle qué fue lo que sucedió exactamente. ¿Por qué dijo eso ayer en la mañana cuando Isaac se nos acercó?

No encontré las palabras que necesitaba, no sabía cómo hablarle, ella era una persona demasiado complicada e impredecible. Quizá si solo le hablaba no iba a suceder nada, obtendría respuestas muy fácilmente, pero no quería incomodarla. Si soy sincera, me dolía verla así, toda su vida ha sido tan hiperactiva, tan feliz dentro de lo que cabe.

Este tema me intrigaba, seguía sin saber absolutamente nada de Miles. Ni siquiera hoy en el trayecto al instituto hablamos más sobre eso. Preferí dejar por un momento ese tema de lado, busqué en mi mochila el cuaderno donde había resguardado el papel que Anónimo me dejó ayer, tenía tantas cosas en la cabeza y tantas ocupaciones que, a diferencia de las veces anteriores, no la había leído inmediatamente. Quizá éste sea el momento, Sarah y Bianca están demasiado pendientes en lo que sea que pase en otro lugar, menos en esta mesa. Era el momento perfecto.

Al sacar el papel, tanto Bianca como Sarah lo observaron, luego Bianca comprendió de lo que se trataba y siguió mirando a un punto fijo en la pared frente a nosotras. Sarah reparó más en el pequeño papel de color rojo, aunque terminó haciendo lo mismo.

Al ver su preciosa caligrafía podía sentir como todo a mi alrededor desaparecía, ya no había hablado conmigo, empezaba a extrañar sus cartas. Aunque, con tantas cosas sucediendo a mí alrededor, probablemente no habría tenido tiempo para ellas.

"Fue maravilloso poder tocarte y besarte... No tengo palabras para describir lo feliz que me ha hecho eso y que aceptaras mi propuesta desde el principio. Lamento si no he podido escribirte, he estado lo suficientemente ocupado como para no preocuparme siquiera de mí mismo.

Aunque, debo confesarte que después de lo que pasó esa noche entre nosotros, ya sentía que eras completamente mía. Después de aquello sentía un cosquilleo en los labios con solo recordar, pensaba incluso en nosotros algún día caminando juntos por cada rincón de este mugroso lugar. Vaya, que equivocado estaba, después de ver que aún Isaac podía besarte y abrazarte libremente como yo tanto he deseado, caí en mi realidad de nuevo. Tuve que bajarme de esa nube en la cual tú me había elevado.

Quisiera con toda mi alma que ese momento que vivimos juntos se repitiera, pero parece ser que eso solo va a lastimarnos todavía más. Si algún día llegamos a vernos, solo dependerá de ti, hadita.

Te amo hoy más que ayer.

S"

Una vez terminé de leer la carta la doblé y la metí dentro de mi bolsillo, eso último que había escrito hizo que mi estado de ánimo empeorara. Yo no quería que él no volviera a aparecer en mi habitación, lo que más deseaba era a estar con él de nuevo. Levanté la vista del suelo y me encontré a Sarah y Bianca mirándome atentamente, Bianca apartó la vista cuando mis ojos cayeron sobre ella. Pero Sarah, seguía evaluándome con los ojos entrecerrados mientras bebía de su gaseosa a través de la cañita.

De pronto, su tristeza se había esfumado por un segundo y me dedicó una pícara sonrisa, provocó con esto que yo me incomodara, no despegó su mirada de mí ni por un momento

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora