Todo dentro de mí se iba rompiendo poco a poco, no quería asimilar que él era Anónimo. Sin rechistar me dio mis llaves, evitó mirarme a los ojos y se dio media vuelta para irse, yo se lo impedí, no huiría tan fácil.
—Necesitamos hablar. —Dije.
Él seguía sin pronunciar palabra, solo me miraba sin saber exactamente qué hacer. Tiré de él y lo llevé conmigo en busca de un buen lugar donde pudiéramos hablar, los estudiantes corrían apresurados por los pasillos para dirigirse a sus respectivas clases. A mí las clases ya no me importaban, lo único que quería era aclarar mis dudas.
¿De verdad él era Anónimo? ¿Por eso me ignoraba? ¿Por eso fue un idiota conmigo? Quise llorar, me moría por alguna buena explicación suya. Agradecí al cielo, ya que, encontré el cuarto de limpieza abierto, como casi nunca lo está. Le indiqué con la mirada que entrara y él lo hizo, una vez dentro, cerré la puerta por dentro. Scott no me decía nada, ni siquiera tenía cara de estar pensando en ninguna explicación.
¿Éste era anónimo? ¿Aquel que me enamoró con sus palabras plasmadas en papel?, ¿el que entró en mi habitación y me dio el beso más maravilloso de mi vida? Me desesperé al no obtener absolutamente nada de él, golpeé su pecho en un acto de ira.
—¿Eres tú? ¿Has sido tú todo este tiempo? —Susurré, quería gritar para que todo el mundo me escuchara.
—Alex, yo... —Intentó hablar, pero lo interrumpí.
—No puedo creer que fueras tan idiota, no entiendo cómo pude enamorarme de alguien como tú, no has hecho más que ser grosero conmigo, ignorarme y evadirme. —Escupí las palabras, estaba furiosa, no quería que él fuera anónimo. No se lo merecía.
No merecía ser el dueño de esas mágicas palabras que provocaron revoloteos de mariposas en mi estómago, menos merecía que lo amara, había sido cruel y ahora mismo sentía que mi corazón se rompía.
—Eres detestable, no quiero que te me vuelvas a acercar... —Lo señalé con el índice. —No quiero volver a verte siquiera, pero gracias a Bianca tendré que hacerlo. —Me dispuse salir de ese asfixiante lugar, en donde se encontraba la persona con la que menos quería estar. —Tampoco quiero más de tus estúpidas cartas.
Estaba quitando el seguro de la puerta, pero su mano se posó en mi hombro, Me volteé para encararlo.
—No tengo idea de lo que estás diciendo, Alex. —Habló.
—¿Fingirás que no sabes nada? ¡No me creas estúpida!
Llevó ambas manos a su cabello y empezó a tirar de él.
—Solo escúchame, por favor... —Susurró.
Me crucé de brazos y decidí escuchar lo que sea que él quisiera decirme. Después de todo, ya no tenía nada que perder.
—Habla.
—Alex, yo no dejé esa carta en tu casillero, si tenía tus llaves es porque... Todo fue un malentendido. —Suspiró. —Estaba caminando por el pasillo y vi a alguien frente a tu locker, estaba metiendo las llaves dentro, yo solo... Solo llamé su atención y al notar mi presencia salió corriendo. —Para este punto no sabía si creerle. —Cuando estuve frente a tu casillero vi el llavero atorado entre las rendijas y solo lo saqué.
—¿Y quién era? —Inquirí.
—No lo sé Alex, estaba usando ropa muy holgada, traía una gorra puesta y una tapa boca.
—¿Era hombre o mujer?
—No me fijé...
—No voy a creerte. —Dije.
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Obsesión
Genç KurguÉl termina con su vida, saltando de un precipicio frente a Alex. El mismo chico que la amó y le dejó profundas notas de amor en su casillero, decidió lanzarse y dejarla sola. Pero...¿Por qué lo hizo?, ¿por qué frente a ella? Y la pregunta más impo...