Él termina con su vida, saltando de un precipicio frente a Alex.
El mismo chico que la amó y le dejó profundas notas de amor en su casillero, decidió lanzarse y dejarla sola.
Pero...¿Por qué lo hizo?, ¿por qué frente a ella?
Y la pregunta más impo...
El problema es que a él lo golpearon muy fuerte, que lo pisotearon y le quitaron absolutamente todo lo que tenía.
Lo lastimaron tanto que un día, el dolor dejó de tener significado.
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"Me alegra que ahora seas mi compañera de travesuras, como en los viejos tiempos... Me llena poder estar contigo. Soy feliz amándote, hadita.
Spencer Miles."
Durante todo el día en el instituto escuché quejas, de quienes lamentaban el desafortunado incidente del equipo entero de fútbol. Miles y yo reímos por lo bajo cada vez que veíamos a alguno de ellos.
Lo habíamos conseguido, impedimos que el importante juego se realizara. Provocamos que todos aquellos que nos hicieron daño, al menos no salieran del baño durante un largo rato. Había vergüenza en sus caras, evaluaron detenidamente a cada estudiante durante la hora del receso. Aunque, debo decir que Isaac fue el único que no apartaba la mirada de nuestra mesa, con los brazos cruzados sobre su pecho, sin expresión alguna y sin mover un solo músculo. Yo sabía que él tenía una idea de quién fue el responsable de semejante broma, y si estoy en lo correcto, sus teorías seguramente son bastante acertadas. Aunque, aun así, no tenía manera de probar nada.
El resto del día fue así, conversaciones a mi alrededor sobre el mismo tema, incluyendo a mi grupo de amigos. Quienes se preguntaban "¿Quién habrá sido tan osado como para gastar una broma así?", también elogiaban a esa persona que se había atrevido a desafiar a esos detestables seres, quienes serían capaces de lo que sea con tal de destruir a sus adversarios.
Como siempre fuimos juntos a casa, éste sería el último día que nos reuniríamos todos para transportarnos en el auto de Miles y Sarah. El vehículo de Scott ya funcionaba, Bianca lo acompañaría como solía ser costumbre para ella.Dejamos a Scott fuera de la puerta de su casa, con pasos lentos e inseguros caminó hasta el umbral y con una sonrisa triste dibujada en su rostro, se despidió. No quería imaginar el infierno que existía detrás de esa puerta, con unos padres fanáticos extremos su religión, haciéndole creer a su hijo mayor que se iría al infierno por todos sus "pecados". Eso es lo que Scott se había sentido libre de decirnos hace muy poco, al fin nos estaba abriendo las puertas a su atormentado corazón.
Bianca también se veía muy afectada, aunque ella no tuviera ningún problema dentro de su hogar, aunque su familia la amara demasiado y se lo demostraran cada día. Tampoco quería tener que separarse de nosotros, de alguna manera, cuando estamos juntos las cosas siempre son distintas. Todo es mucho mejor.
Cuando me quedé sola con los mellizos y nuestras respectivas casas se veían a lo lejos, supe que yo tampoco quería irme, que quería quedarme con ellos y hacer cualquier cosa que pudiera entretenernos. No tenía ganas de ir a casa y encerrarme en mi habitación hasta que llegara mi madre.
—¿Podemos ir a algún sitio? —Pregunté de pronto llamando la atención de ambos.
Sarah y Miles se miraron entre ellos a través del retrovisor, después de forma sincronizada negaron con la cabeza.