Visualicé la silueta de dos hombres que llevaban consigo una sombrilla con la que me cubrieron, con la que impidieron que el cielo continuara escupiéndome en la cara. O quizá solo llorando por la pérdida del ser más maravilloso que pudo existir en este mundo. ¿Si fue real? ¿De verdad me encontraba en el último piso de ese edificio que visité junto a él tantas veces? ¿Era real que él ya no estaba?
No... Sólo fue una alucinación, todo fue producto de mi imaginación. Seguramente así es, así debe ser.
—Señorita. —Habló uno de los hombres.
Después de unos largos segundos, caí en la cuenta de que llevaban uniformes. Me levantaron del suelo ellos mismos, ya que yo no podría con eso.
—Venga con nosotros. —Dijo el otro hombre.
Como si yo fuera un títere me dejé llevar, miré a mi alrededor y traje a mi mente todas esas imágenes que me atormentarían por siempre. No, no podían ser reales, él no haría algo así. Seguramente estoy volviéndome loca, quizá todo lo que nos ha ocurrido a él y a mí me ha afectado demasiado, pero nada más que eso.
Cuando lo tenga frente a mí, le reclamaré por todos los sustos que me ha causado, por cada una de las preocupaciones. Pero lo más importante, cuando lo vea le diré mil veces cuánto lo amo, le diré que no tiene que alejarse más de mi lado. Buscaremos juntos la manera de escapar de todo esto, seremos libres para hacer lo que queramos, ya nadie nos lastimará.
Los hombres me trataban con especial cuidado, además de que me miraban con lástima, con tristeza. Lo que ellos no sabían es que no tenían de qué preocuparse, no tenían por qué sentir lástima, Miles y yo seríamos felices. Él y yo estaríamos juntos.
—Siga por aquí. —Dijo el más alto.
No me había dado cuenta siquiera del momento en que entramos al ascensor y llegamos a la planta baja. Todo estaba sucediendo demasiado rápido. Al salir vi un tumulto de persona, la mayoría mirando hacia un lugar específico, además de que había una cantidad inimaginable de policías. Algunas personas lloraban, otras solo negaban constantemente con la cabeza, muchas otras tenían sus teléfonos móviles en mano y grababan el momento.
Yo me solté de ambos hombres, quise buscar aquello que provocaba tal interés y tristeza en la multitud, empecé a alejarme de ellos.
—Señorita, no es conveniente que vaya. —Uno de los hombres intentó atrapar mi brazo.
Fui rápida, corrí y me perdí entre la gente. Empecé a empujar a todo aquel que tuviera en frente. Las imágenes mentales me habían bombardeado nuevamente. Me reprimí a mí misma por permitir que pensamientos tan terribles me inundaran, pensamientos que no podían ser verdaderos.
Lo primero que pude distinguir fue un auto que vi pocas veces en mi vida, solo en algún accidente de tránsito donde alguien, por desgracia, no había sobrevivido. "Medicina legal" leí claramente en la parte trasera del auto con letras azules. Tarde me di cuenta de que estaba derramando lágrimas, que mi cerebro estaba tratando de decirme algo que yo estaba bloqueando. Con más fuerza empujé a los transeúntes que estaban allí, quienes por casualidad pasaban por el lugar y presenciaron todo. Mi única finalidad era la de buscar información sobre lo que había sucedido.
Finalmente, después de un largo recorrido y de ver tantas caras tristes y desanimadas, incluso ver lágrimas de muchos hombres y mujeres. Llegué a estar mucho más cerca del montón de policías. Caminaban de un lado al otro, algunos comunicándose a través de sus radios, otros controlaban a las personas para que no se acercaran. Pero eso no fue lo único que llamó mi atención. Lo que realmente rompió todo dentro de mí fue recorrer con la mirada una hilera de sangre, hasta terminar en un cuerpo inerte cubierto por una blanca sábana. Reconocí ese atuendo enseguida.

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Obsesión
Teen FictionÉl termina con su vida, saltando de un precipicio frente a Alex. El mismo chico que la amó y le dejó profundas notas de amor en su casillero, decidió lanzarse y dejarla sola. Pero...¿Por qué lo hizo?, ¿por qué frente a ella? Y la pregunta más impo...