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-Za... Zalgo... -pronuncié su nombre con dificultad.

Mis manos trataban, sin éxito, de liberar mi cuello de sus garras.

-Por lo menos no te has olvidado de mí -dijo con una burlona sonrisa-. ¿Cómo la has pasado mi querida Heartless? -Empezó a apretar más fuerte mi cuello-. Te estuve buscando por mucho tiempo, más de un siglo, pero por alguna extraña razón mi conexión contigo se había perdido, al menos hasta hace poco. Al parecer en tus otras vidas solo fuiste una chica normal, no despertaste tu poder, el poder que te había dado...

Cada vez entraba menos oxígeno a mis pulmones, mi vista se empezaba a nublar, no soportaría mucho tiempo más. Zalgo empezó a reír, ya no podía respirar, empezaba a patalear y a sacudirme en un desesperado intento para encontrar aire hasta que me detuve.

-Esperaba algo más interesante -escuché decir a Zalgo.

Sentí mi cuerpo caer...

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Narra Zalgo:

Estaba más que furioso. Gia no solo me había desobedecido hace mucho tiempo atrás, ella se sacrificó por un humano. Fue la peor deshonra para alguien como yo, que mi sirviente se sacrificara solo para salvara a un débil humano, ¡A UN INSIGNIFICANTE HUMANO! Pero lo peor de todo eso, fue que lo hizo por amor. Se había enamorado de ese humano, el mismo humano al que le había ordenado asesinar.
Pero, eso había quedado en el pasado. Estaba dispuesto a perdonar su desobediencia y su traición.
Apretaba más fuerte el cuello de Gia, quería ver si aún era la chica a la que convertí en mi discípula, si aún era diga del poder que le había dado. De serlo, todo sería como antes; de no serlo, simplemente moriría.
Ella trataba de hacer que la suelte pero sus intentos eran inútiles, empezaba a sacudirse y a patalear, ya no le entraba aire a los pulmones, supuse, hasta que finalmente se detuvo.

-Esperaba algo más interesante -dije decepcionado.

Al parecer no era la misma chica, ella ya no era Gia, la niña que había salvado, la misma niña que destruyó todo un reino por puro capricho, la que asesinaba sin piedad a quien se cruzara por su camino. Esto se había puesto muy aburrido.
Tiré al suelo el cuerpo inerte de Gia que cayó con un sonoro golpe. Estaba dispuesto a marcharme hasta que sentí un poder abrumador brotando del cuerpo de la muchacha, un poder mucho mayor del que yo le había otorgado o que había sentido antes en cualquier otro de mis súbditos. Gia, esta nueva Gia, había ido mucho más allá de lo que había imaginado solo que faltaba que alguien despertara la fuerza que ocultaba dentro.

Sonreí al ver como el cuerpo de Gia se iba levantando y luego empezaba a levitar. Su cabello estaba en punta y un aura oscura rodeaba todo su cuerpo. Al abrir los ojos, sus ojos brillaban. el aura que rodeaba todo su cuerpo fue consumido dentro de ella y sus ojos se fueron opacando poco a poco hasta que uno quedó completamente negro mientras que el otro era negro pero su pupila e iris eran de color rojo intenso, casi brillante. Pequeñas marcas negras aparecieron por su rostro, brazos y manos. Sus dientes y uñas se afilaron. La transformación había acabado y ella aterrizó en el suelo de una manera limpia. 

-Amo Zalgo -dijo con una burlona sonrisa-. No esperaba volver a verlo. 

Miro a su alrededor, parecía estar analizando detenidamente el lugar. Vi que movió su mano ligeramente y en un parpadear hizo aparecer un arma y la lanzó contra unos arbustos. 

-Te has descuidado -me dijo chasqueando su lengua -. Como siempre tengo que encargarme de todo.

Había olvidado esa actitud tan prepotente de ella. Ella se rió y me abrazó.

-Lo extrañé amo Zalgo.

También eso era muy típico de ella, parte de su humanidad aún no se ha perdido y sigue siendo esa niña tan pesada que encontré. A pesar de todo lo que pasó seguía siendo alguien muy sensible y sentimental y toda esa tontería que eran los humanos. Esa era Gia. 

Mi Gran Amor: ¿? (2°temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora