Aquí estás

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Seguí tomando mí refresco mientras entablaba una, no muy relevante conversación con el bartender. No tenía otra opción, puesto que Steve me había dejado sola instantes atrás.

Podría decirse que... Estaba ocupado.

Él, era un buen tipo después de todo. Parecía de mi edad. Y, era gracioso recordarlo, ya que, era imposible que llegase a gustarme alguien que me triplicaba o, cuatriplicaba los años.

Punto más a mi favor, cerebro. Celebré en mis adentros.

Risa tras risa. Todas sin razón coherente.

Había empezado a coquetearme.

-Oh, vamos- insistió sonriente -Mi turno termina en cualquier rato. O, si quieres, podría pedirle a alguien que me cubra ahorita mismo- recargó su cuerpo sobre la barra.

Miró hacia los lados con discreción, e indicó a que me acercara. Obedecí:

-Va por mi cuenta si lo deseas- susurró quedo.

Sonreí, agaché la cabeza, y antes de que se separara por completo, recibí un beso en las comisuras. 

Automáticamente hicimos contacto visual.

Tomó sutilmente mi mano, depositando un nuevo beso en el torso de esta.

Parpadeé.

No me sentía a gusto. Sí, estaba recibiendo un trato, más que amable. Mejor que el que recibían los, o las demás clientes. Pero, ya no me gustaba. Sabía a dónde iría esto.

Esa sensación extraña, que me impedía levantarme del asiento y decir "sí" a cualquier propuesta.    

Merecía... Respeto. Respeto a mi espacio personal.

Exacto. 

Y ese chico ignoraba eso. Sin embargo, Steve...

Volví a reír fingidamente.

-Creo que... Necesito... Iré a refrescarme un poco. Ya vuelvo- palmeé levemente su mano.

Me levanté, me dirigí al baño. Y en el camino a este busqué a Steve con la mirada.

Nada.

Entré al sanitario y tomé el bolso para sacar mi maquillaje. Hacía tiempo que sin notarlo, lo había dejado de usar.

Comenzé a maquillarme.

"¿Dónde diablos podría estar
Rogers?"


Bufé.


Pasaba la pequeña brocha por a lgunas áreas de mi rostro, cuando mi mente imaginó los posibles lugares donde sin duda se encontraba el Capitán.

Paré con desilusión. Miré mi reflejo en el espejo y apreté la mandíbula.

"No. Steve no es así".

Suspiré.

"Los hombres siendo hombres"

"Eso queríamos, no?"

Tragué saliva.

"Ahora está fuera de peligro.
Y sobretodo, de nosotras".

Aparté tales ideas con un movimiento de cabeza.

Wow. En realidad odiaba tanto a mi mente. Junto con esa, detestable vocecita.

Simplemente... No puedo (Steve Rogers Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora