El Capitán

1.2K 71 7
                                    

Bajó la mirada un momento y sonrió.

-Sabes? Este lugar es absurdo. Las chicas bailaban de un modo... medio... raro?- hizo una mueca con inocencia.

Comenzamos a caminar hasta su moto.

-Bienvenido al siglo XXI- abrí los brazos -Te estaban puteando, Steve. Qué esperabas? Es un antro- contesté con naturalidad.

Paró sus pasos.

Me miró enarcando ambas cejas, movió negativamente la cabeza y jadeó incrédulo.

-Qué?- cuestioné confundida.

Pensé.

-Oh, ok. Tienes razón, perdona. Lamento haberte traído a este lugar.  No sé qué estaba pensando- encogí los hombros.

-_________, dijiste una grosería.

Fruncí el ceño.

Al recordarla reí y giré los ojos.

-Ni una más, está bien? No quiero que te vuelvas vulgar.
-Cómo ellas? Ya sabes. Las señoritas del antro.

-Amm...- dudó.

Reí un poco más -Ya, está bien. Quedó claro.

Suspiró.

-Qué te parece si vamos a un bar? Mm?- invité sonriente y levantando las cejas una y otra vez.

-Te refieres a esos lugares a los que acude, la mayoría de gente ruda, y terminan golpeándose entre ellas debido a lo ebrias que están?
-Ves muchas películas. Pero síp, eso suele pasar a veces.

-Haz participado en una de esas peleas?
-No. Pero ahora que sé más movimientos de defensa me gustaría- bromeé -Nos cuidamos entre nosotros.

-________...

-Relájese Capitán. Estoy jugando. Estará todo bien. Será solo por esta noche. Además, si lo que te preocupa es que yo diga algo, respecto a lo que llegues a hacer gracias al alcohol...- fruncí mis labios -No diré nada.
-Suerte para ambos que no puedo "emborracharme".

Retomamos nuestro caminar.

-Iremos- dijo al fin.
-Estupendo. Vamos.

-Pero...- volvió a detenerse sujetándome del brazo -...promete que no beberás alcohol.

Asentí girando los ojos -Sí padre. Lo que diga- jugué.

Sonrió.

Y antes de proseguir, ahora era yo quien lo detenía:

-Usted también debe prometer
algo- piqué su pecho.

-Adelante. La escucho.
-No vas a dejarme sola- rió.
-Lo que ordene, señorita de prescolar.
-Bien.

-Quieres que también ponga mi meñique?

Esbozé una sonrisa divertida -Muy gracioso Steve. Ja, ja.

Nos detuvimos por tercera ocasión. Esta vez frente a la motocicleta.

Nuestras miradas se unificaron.

Imitó mi sonreír, y sin dejar de prestarme atención, acarició mi cabello.

Me puse nerviosa. Inesperadamente lo hice.

Bajé la mirada.

-N-nos... vamos?- pregunté arruinando el momento.

-Ah, sí- parpadeó varías veces; como si hubiera estado distraído. U hipnotizado.

Subimos y condujo hasta donde le indiqué que era la ubicación del bar.

"No quieres que esté cerca de tí, por temor a lo que pueda hacer Loki."

"Lo ves con una chica y lo apartas de ella."
 
"¿Realmente estás bien?" 

Mordí mi labio al pensar en aquello.

Mi mente y yo necesitábamos enserio dialogar, eso de, llevarme la contraria, y hacerme sentir mal.

La moto disminuyó la velocidad hasta se detenerse.

Bajamos.

-Qué pasa? Qué tienes?- preguntó al verme.
-A mí?- asintió.

"Vamos"

Insistía mi vocecilla interior.

¿Qué carajos le iba a decir? ¿Que me gustaba la forma en la que me trataba, porque nadie en mi desgraciada vida lo ha echo? ¿Que es la única figura masculina que ha permanecido conmigo, así como mi padre?

¿Que desde que lo ví siento, que hay algo en él que lo hace el chico más interesante de los que he conocido?

Y vaya que sí.

¿Que es diferente a los demás?

¿Que quería besarlo?

¿Que él era el anciano más atractivo que había visto en mi vida?

Me cedió la entrada al lugar y fuimos hasta una mesa sola.

Nos sentamos, sin ordenar nada esta vez de inmediato.

Dejé escapar un suspiro, mientras admiraba el alrededor.

Algunas parejas bailaban en lo pequeño que había de pista. Igual, servía para alegrarles la vida.

Steve notó que las veía, y sonrió haciendo lo mismo.

...

"-No baila, Capitán?
-Oh, no. No sé. No sé hacerlo.

-Y, me dirá que nunca a bailado en su vida?

-Tengo malas experiencias con... Eso."

...

T

ranscurridos unos minutos, inició una conversación entre nosotros. Simple, divertida, pero sobretodo agradable.

Nada de roces en las manos, o coqueteos insistentes e incómodos.

Estaba relajada. Estaba bien.

E iba excelente, hasta que una chica nos interrumpió:

-Es usted. El famoso soldado de otro tiempo, Steve Rogers. El Capitán América- extendió su mano esperando que le aceptara el gesto.

Él lo hizo amablemente:

-Hola. Mucho gusto.
-Leí y ví todo sobre usted en el museo.
-Oh...
-Sabía que era usted. Le admiro. Muchas lo hacen.

Rió con nerviosismo -Amm... Gracias? Lo siento, no sé que responder a esto exactamente. Pero, muchas gracias. Es lindo, de tu... parte.

Se dirigió a mí -Te molesta si..? Puedo bailar con el Capitán? 

Me miró y les sonreí a ambos.

-Por supuesto- contesté -No hay problema. Vayan.
-Ok, gracias.

La chica se adelantó a la pista.

-Creí que habías dicho que...

Levanté una ceja -Te estoy diciendo que vayas. Ha eso venimos, a pasarnosla bien. Ve- apunté con la cabeza. 

Se puso de pie sin quitarme la mirada.

-Te quedarás aquí?
-Estaré bien, si es lo que quieres escuchar Rogers.

Asintió, y fue a alcanzarla en medio de la gente.

Simplemente... No puedo (Steve Rogers Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora