Ella

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-______...-. me nombró dulcemente con sus labios sobre mi oído.
Me estremecí al instante.
Él lo percató y continuó así, en esa posición.

No contaba con lo que sus labios pronunciarían a continuación:

-Bésame...

Con eso bastó para que iniciara a temblar y sentir un cosquilleo en el estómago.
Le dirigí una mirada rápida.

"De verdad él había hecho esa petición?"

Jugó con nuestras narices, esperando mi respuesta.
Cerré los ojos para dejarme llevar por su roce tan incitante.

Mordí mi labio inferior.

La respiración se me alteró y la garganta no quería dejarme hablar.

-Te he dicho...-. Tragué saliva y suspiré. -...que te amo?-.
Sus labios en los míos, fueron como "esa es tu respuesta".
Pero no tenía sentido, simplemente se dió y mi cabeza daba vueltas.

Rodeé su cuello con mis brazos, mientras él me apegaba a su cuerpo, sujetándome de la cintura.

Sus manos temblaban nerviosas, pero a la vez se movían al ejercer presión suave sobre dónde las tenía.

Sin querer dí unos cuantos pasos con torpeza y lo empujé lentamente, hasta adentrarnos a su cuarto.

En el proceso no dejamos de besarnos.

Nos separamos, solo para darnos cuenta de lo que estábamos haciendo.

"No es correcto"

"Esto tiene que parar" Decíamos entre las miradas.

Pero no hicimos caso.

Volvimos a unirnos en un beso, con más fuerza y deseo.

La puerta se cerró, gracias a que Steve en su torpeza, me estampó en esta.

-Oye!-. Le reclamé entre el beso con ternura.
-Estás bien?-. Preguntó entre risas.
-Sí-. Contesté de la misma manera.
-Segura?-.

Asentí y seguimos besándonos.

Deslizé mis manos hasta los botones de su camisa.

La fuí desabotonando sin ningún problema.

Su pecho y abdomen quedaron al descubierto.

Poco a poco lo volví a empujar hasta su cama.
Lo recosté, pero él no quería estar solo en esa cama. Es por eso, que me jaló de la vestimenta para quedar sobre él.
Giró con suavidad y se acomodó estando una vez encima mío.

Bajó sus besos a mi cuello. Lo expuse más para que siguiera.

Mis manos acariciaban y recorrían su espalda desnuda.

Mis piernas también entraron en acción enrollamdose en la cintura de Steve.
Las yemas de sus dedos, viajaban por una de ellas.

Comenzó a morder mi cuello con ternura una y otra vez.
Cerré los ojos y recargué mi cabeza en la de él.

-Steve-. Gemí su nombre con placer. Él se estremeció por esto y subió a mi oído.
En cuanto sentí su respiración, solté unas pequeñas risas.

Percibí una sonrisa en su rostro.

Se apartó un poco para verme.

-Qué?-. Preguntó.

"Arruinaste el momento, _______." "Felicidades!"

-Me da cosquillas cuando haces eso. Lo siento, soy muy cosquilluda.
-En serio?-. Puso cara de picardía.
-Sí-. Respondí extrañada y con una sonrisa. -Por qué me miras así?
Quita esa cara-. Volví a reír. -Qué vas a hacer, Steve Rogers?
-Nada
-Claro que sí, estoy viendo tu cara de travesura.

Se puso a reír y fue hasta mi oído con rapidez.

-Steve!-. Lo regañé entre risas. -Haste para allá-. Depositó besos en mi oído. Seguí riendo.

Llevé mis manos a su rostro y lo detuve.

Nos miramos.

-Dame un beso-.
Se acercó a mí y me besó en los labios. Hize un ligero cambio y quedé ahora sobre él.
En eso mis ojos chocaron con un retrato, que se encontraba en la mesita de noche que tenía Steve en su habitación.

La analizé.

-Ella es..?

Simplemente... No puedo (Steve Rogers Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora