Aléjate

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Entré con mucho cuidado a su cuarto.

A lo que sabía él en este momento estaba entrenando.

Necesitaba saber que tenía o conocer su pasado.

No era psicóloga, pero estaba dispuesta a dar lo mejor de mí, en lo que sea que le fuera a decir.

"-Qué es lo que le pasa a quién? A Rogers?

-Oh, linda. Tranquila. Debe estar en uno de sus ligeros transes de depresión. Le sucede siempre que mencionamos la existencia de una fiesta. Estará bien."

Y ahí estaba yo. Metida en una habitación ajena.

¿Cómo podían tomarlo tan a la ligera? Por Dios, era alguien de su equipo. Su líder. 

"-El pasado suele ser bondadoso con todos _______. No es algo de lo que él acostumbre a hablar. Y si no lo hace, debe ser por alguna personal razón. Es mejor, respetar..."

No.

Simplemente no. Nadie merecía aguantar con una carga emocional por tanto tiempo.

Era una impotencia que carcomía mi interior. Una impotencia que me impedía hacer caso omiso a los problemas de la gente.

Y es que, por las noches, MIS noches, me hacían pensar, en qué ninguna persona debía pasar por lo que yo. Sentirse como yo me siento, desde que perdí a mis padres.

Encontré una caja donde estaban varias carpetas acomodadas. Archivos.

Les dí una pequeña, pero rápida leída.

Nada de suma importancia. Nada como esa hoja de cuaderno que salió de su escondite, y cayó en el suelo.

Cogí de ella para analizarla.

Era una carta dedicada a una chica.

Cuyas palabras eran las siguientes:

"...al despertar, miro a mi alrededor y quiero hacerme a la idea que todo fue un mal sueño. Todo es, muy distinto y, el solo pensar que ahora formo parte de ello me aterroriza.

Cada día que pasa es, siempre lo mismo.

Hay veces en las que siento decepción. Y quizá, un poco de arrepentimiento por lo que hice.

No encuentro sentido en esta realidad. Perdí todo... Mis amigos, compañeros...

Desgracia, tras desgracia.

Sin embargo, quedaste tú.

Tenía que saberlo ya desde un principio. Después de todo eres Peggy Carter.

Extraño, lo anticuado de nuestro espacio y tiempo. Era casi perfecto y no lo sabía.

Y, claro, también, quién iba a esperar a que no muriera al entrar al hielo?

Debió haber sido lo mejor, supongo..."

Alzé la vista a la absoluta nada.

"-No baila, Capitán?
-Oh, no. No sé. No sé hacerlo.

-Me dirá que nunca a bailado en su vida?

-Más bien, tengo malas experiencias con... eso. Hubo una vez en la que una chica me... citó a un baile. Y yo... Bueno, llegué tarde. Demasiado tarde. Ella... Simplemente ya no estaba."

Parpadeé al finalizar mi viaje al recuerdo de ese día.

-Su... Su chica...- murmuré para mí misma.

-______?- preguntó una voz grave.

Dejé los papeles y me pusé de pie sin saber que iba a decir.

-Sí, soy yo- solté al fin.
-Qué haces aquí?
-A-amm...

Interrumpió con el ceño fruncido:

-No sé si tus padres alguna vez te hablaron de educación. Pero si no fue así, quiero que sepas que es malo meterte en cosas que no son de tu incumbencia. Te mandó Stark? O quién?

Lo miré sorprendida y decepcionada.

Yo no era una maleducada, sus palabras fueron ofensa en nombre de mis padres.

-Lo siento...
-Eso es todo?- preguntó seco -Sabes? Mi día iba excelente al no toparme contigo. Así que, te pido que te alejes de mí.

-Si lo que quieres es que me aleje eso haré. Lamento todo por lo que le haya echo pasar.

Me dí la vuelta.

Caminé despacio esperando que me detuviera.

Creí que se disculparía.

Lo había desconocido totalmente.

Cerré la puerta y al pasar por la ventana pude ver que llevaba las manos a su cara.

Simplemente... No puedo (Steve Rogers Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora