La cuenta

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Llegada la noche. Entré a mi "departamento", "cuarto", dispuesta a dormir.

No iba a recuperar mi energía gastada en, aquella fiesta, con fotosíntesis. Necesitaba eso. Descansar.

Nada me salía mejor en la vida que tal acción. 

Sin embargo, el doctor Banner yacía en ese lugar, por lo que, entre más rápido terminara con mi tarea, mucho mejor.

Loki quería resultados. Yo quería un mundo justo.

Esa era mi motivación.

Aclaré la garganta, mi cabello. Y dibujé la mejor sonrisa.

-Hey!- saludé -Qué tal?
-Ah, hola ______- sonrió levemente. Fue al escritorio en busca algo. Sin siquiera darme la atención suficiente.

No la que yo esperaba que me diera.

-Aún no te dan tu cuarto, eh?

Me acerqué a él -No, todavía no. Parece que sí dormiré aquí. Pensé, que quizá era broma.

Caminó al librero y subió a la escalera que allí se encontraba.

-Y... Qué le sucede a Natasha?- pregunté con interés.

En serio me importaba la respuesta.

-Mm... De verdad, no lo sé. Ella es tan impredecible- decía mientras abría y cerraba varios libros.

-Los dos lucen lindos. Juntos- me miró incrédulo -Qué son?
-Pues ...- bajó un escalón sin dejar de mirarme -Natasha y yo...

Perdió el equilibrio de repente. Y antes de que cayera, me apresuré a evitar que tocara el suelo. Lo detuve en mis brazos pero solo por un corto tiempo, puesto que no me había acomodado bien y caímos ambos.

Apretó los labios -Al menos...- expulsó aire por la boca -...el golpe no fue tan duro- mencionó divertido encima mío. 

-Intenté ayudar- me excusé entre risas. -Estás bien?

-Sí, creo- recostó su cuerpo -Solo debo respirar.
-Bien...
-No queremos que venga Hulk a destruir todo. Así que...- bromeó.

-Te prendería fuego antes de que me hagas daño- me acomodé para verlo y él hizo lo mismo -O, esperaría a que me encuentres. Lo que pase primero.
-Gran anécdota la tuya- rió bajito.

-Estábamos en lo de Natasha, cierto?- asentí con una sonrisa -La verdad...- calló -Tienes bonitos ojos.

-Gracias. Aunque, creo que a Natasha no le gustaría oír eso. Más viniendo de tí- fuí suavizando mí voz -Usted, seguro le rompería el corazón.
-Lo bueno es que soy doctor. Podría...

-Qué?- puse mi rostro a una distancia muy cercana al suyo. Observé sus labios.

Acortamos el espacio entre nosotros lentamente. Podía ver a la perfección como de mi lista eliminaba a uno más.

Visualizaba ya mi futuro.

Y sabía que era cierto, lo afirmé, cuando su boca se chocó con la mía dispuesta a continuar con los siguientes pasos.

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Simplemente... No puedo (Steve Rogers Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora