Prologo

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—Déjame en paz, Iván

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—Déjame en paz, Iván. Suéltame —me grita en tanto sostengo su delgado brazo, estampando su cuerpo contra la pared, aunque no lo suficientemente fuerte para lastimarla, jamás sería así de brusco con una mujer que... Pero no la libero de mi agarre.

Sus mejillas rubias están rojas por la rabia, y su olor quebrantando mi orgullo.

—No. Maldita sea —asevero sulfúrico, esta mujer tiene la capacidad de sacarme de mis casillas, sobre todo porque malditamente intento comprenderla pero no puedo—. No hasta que me digas, ¿qué demonios cambió entre nosotros? ¿Por qué diablos dejaste que nos convirtiéramos en esto que somos ahora, en este nada cuando fuimos tanto? Dime, lucecita —Mi voz ha sonado como una súplica de intento desesperado de compresión.

Sus ojos azules me miran con furia, en tanto se libera de mi agarre.

— ¡No me llames así! —estalla histérica, viendo en sus ojos como contiene las ganas de echarse abajo. Carolina es sin temor a equivocarme una de las mujeres más fuertes que yo conozco, no se rinde tan fácilmente y eso, es lo que un imbécil como yo más admira de esa mujer—. Hace muchos años que perdiste el derecho de llamarme de ese modo.

Sus palabras así, con tanta rabia me lastiman tanto, joder. ¿Por qué?

—Yo solo quiero entender qué sucedió... —susurro bajito, ella es posiblemente de las pocas personas que pueden derrumbarme con facilidad, no lo voy a negar. Los años que he pasado recibiendo su rechazo se los he devuelto molestándola y fingiendo que no me importaba, pero la única verdad es que ver un odio en sus ojos que no creo merecer, retuerce cada hueso de mi cuerpo. Agrego—: Deseo comprender por qué de un día para el otro tú cambiaste conmigo. Aún recuerdo lo que me dijiste en aquel hospital; me dijiste que ya no era nadie en tu vida. Cuando tú eras...—la cobardía no me deja terminar la frase y callo—. Fue algo que me rompió el alma, te lo juro, sin embargo tú acababas de salir de un año de estar en coma y creí que solo estabas aturdida, pero no fue así. Los años siguieron su curso y tú....

— ¿Quieres saber qué sucedió, Iván Forter? —me interrumpe su grito uniéndose con el sonido de los fuegos artificiales anunciando que el año había llegado a su fin—. Bien... —se acerca hacía mí, sus ojos azules mirándome con tanta rabia que mi corazón parece no resistirlo queriendo explotar—. Estaba loca por ti —confiesa, dejándome con los ojos muy abiertos y mi pecho... —. Te amaba como una tonta, pero tú me rompiste, destrozaste eso que yo sentía por ti y cada parte de mí... cuando te vi en esa cama con ella, desnudos, haciéndole el amor después de que te regalara aquella medallita de amor infinito la cual me prometiste nunca ibas a quitarte y que fue el mejor regalo que nunca recibiste, eso me dio tanta alegría y avivó más lo que ya de por sí sentía por ti que era muy fuerte, porque me hiciste creer que yo era importante para ti y cualquier cosa que yo te obsequiara. Verte con ella fue algo demasiado duro para una chica enamorada como yo, entonces me llené de rabia contra ti y me juré que no solo te iba a arrancar de mi corazón sino que te iba a odiar y eso es, ¡maldita sea!, te odio.

Al finalizar esas palabras ella da un paso atrás, alejándose de mí con los ojos humedecidos, y puedo ver incluso como tiembla, todo su cuerpo tiembla, pero yo también estoy temblando incluso más después de todo lo que ella acaba de revelarme. Finalmente conozco la razón por la cual mi lucecita dejó de hacerme brillar con su luz.

—Caro yo....

Mi voz suena en el vacío porque ella, mi lucecita, se ha marchado dejándome ahí solo, con un infierno en el interior de mí, destrozándome, volviéndome un poco más nada de lo que he sido por tanto años sin ella, sin lo más bonito que nunca me sucedió, pululando alrededor de mí, llenándome con su alegría, iluminándome con su luz.

Yo había sido el unido responsable de destruir lo más bello que la vida me regaló, y si bien por tanto tiempo quise saber con desespero la verdad, en este momento apenas puedo soportarlo.

Tú, Eternamente tú© ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora