Iván
No puedo dejar de mirarla. Me es imposible apartar la mirada de ella, no lo he podido hacer desde que la vi está tarde, casi como si supiera que de hacerlo ella desaparecería, pero es también porque ella esta hermosa con ese vestido de seda violeta y es un peligro para mi corazón como se ajusta a sus suaves curvas y lo sensual que Carolina luce dentro de él, pudiendo mis ojos apreciar sus largas piernas a través del corte vertical del mismo; una piel blanca que me muero por tocar mientras imagino que debe sentirse tan suave como la seda de su ropa. Con la garganta seca ante el deseo que me produce, todas esas emociones juntas que se desbordan como el agua de un manantial, lucho conmigo mismo para que no se me levante una erección en medio de toda esta gente, y tenga que correr al baño para esconderme o de plano, utilizar un método para bajarla.
Mis dientes de aprietan con fuerza y aparto la mirada porque de seguir mirándola no podré contener la erección. Siento la adrenalina recorrer todo mi cuerpo y mis manos pican por acercarme y tocarla.
Carolina es la mujer más sensual que existe, no por nada por más que me haya acostado y conocido todo tipo de mujeres ella sea la que a través de los años aún me siga volviendo loco. La toco así sea por encima de la ropa y siento que me quemo por dentro.
Inevitablemente vuelvo a mirar en su dirección, es más fuerte que yo.
—Tienes una cara de baboso que no puedes con ella, primito —dice Ethan, quien se acerca a mí que estoy solo gracias a que Carolina fue alejada de mí por su madre. Ahora está a un lado junto a ella y su hermana, y debo decir que extraño bastante su calor; su aroma y la tranquilidad que mete en mí el tenerla a mi lado. El alejarme de ella me duele demasiado y no puedo evitarlo, solo quiero estar a su lado siempre.
¿Qué pasa conmigo que luzco tan necesitado de su compañía? «Que estas perdidamente enamorado imbécil» Me dice una voz dentro de mi cabeza. Miro a Ethan a mi lado.
—¿Y me lo dices precisamente tú, primito? —le digo, llevándome a la boca una copa de champagne y tomo un sorbo—. Si yo pongo cara de baboso cuando miro a Carolina, tú no eres diferente cuando la ves a ella.
Señalo con la barbilla a la pequeña mujer que se acerca caminando hacia nosotros con una gran sonrisa en los labios, vestida de novia.
—Me declaro culpable de lo que se me acusa —responde, risueño.
Antes no sonreía y ahora parece que no puede dejar de hacerlo, pienso.
— ¿Culpable de qué? —pregunta Joselyn al llegar a nosotros.
Ethan se vuelve para enredar sus brazos en ella y le deja un beso en su cabeza que hace a la mujer suspirar y sonreír.
Todavía me parece increíble que un hombre tan grande como lo es mi primo haya perdido la cabeza por una mujer tan pequeña, pero claro, debemos ponerle que su belleza deja ciego a cualquiera. Es bastante atractiva y luce muy segura de sí misma, es normal que cayera, aunque también, queda claro que es más que su belleza lo que tiene a Ethan hipnotizado por ella. Y es que una mujer necesita más que una cara bonita y un cuerpo escultural para atrapar a un hombre, si lo sabré yo...
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Tú, Eternamente tú© ✓✓
RomanceLIBRO 3 DE LA SERIE «AMORES INEVITABLES» «Era tan bella que mirarla dolía. Y otras veces, su belleza la hacía lucir tan frágil». Iván Forter.