Iván
Y mi despertador personal me despierta como todas las mañanas desde que llegó a mi vida hace cuatro meses; el dulce llanto de, Aitana.
Joder.
Un gemido sale de mis labios, tratando de aferrarme a mi sueño, pero me es imposible volver a recuperarlo así que, no me queda más que abrir los ojos al nuevo día y enderezarme en mi cama.
Un bostezo se abre camino a través de mis labios, y mientras el llanto de mi hija cesa, seguro gracias a su niñera, miro el reloj que cuelga de una de las paredes de mi habitación. Es siete treinta, pero siendo sábado no tengo que preocuparme por la hora, en si se me hará tarde para llegar al trabajo, aunque siendo uno de los dueños puedo llegar a la hora que se me pegue la gana, pero Ethan siempre dice que por tal razón debemos dar el ejemplo a los empleados llegando a tiempo a la empresa.
Tiene reconozco. Por otro lado ahora que se case— el día de mañana— se irá de luna de miel con su mujer y yo estaré a cargo. Seré el jefe.
Me dejo caer de espaldas nuevamente sobre mi colchón, colocando los brazos tras mi cabeza y suspiro profundamente. Esta mañana después de muchas cargadas de tristeza y dolor, me siento feliz y enamorado; pensando que después de todo la sensación no se siente tan mal. De hecho, es hermoso sentirse así.
La sonrisa más grande aparece en mi rostro, pensando en ella.
Mi lucecita, mi bruja. La mujer que me tiene completamente perdido en ella, empujándome a convertirme en cualquier cosa que la haga feliz así me parezca lo más ridículo del mundo porque es que quiero darlo todo por ella ahora.
Puedo evocar la gran emoción y el disparo en mi corazón que sentí la noche anterior cuando la vi llegar a mi casa, la alegría y felicidad en su lindo rostro al ver Aitana — está enamorada de mi hija— y cuando finalmente me dijo que me daría una oportunidad me sentí el hijo de puta más afortunado del mundo. Fue sin lugar a dudas, el mejor regalo que he recibido en años.
La tengo, joder. No me la merezco pero la tengo, es mía ahora.
Aunque no pude besar sus labios y era lo que más deseaba— en realidad quería saborearla toda— pero ella quiere ponérmela difícil, hacer que deba merecer tenerla y estoy dispuesto porque nada me importa más que demostrarle cuán importante es para mí, que quiero ser otro hombre por ella, que si bien Fanny siempre ha dicho que soy como un árbol torcido que no se endereza, voy a demostrar que sí, existen excepciones y soy una de ellas.
Carolina me ha dado una oportunidad, y me quiero prometer a mí mismo que no pienso arruinarlo, no una vez más. Seré todo lo que ella merece, no puedo cagarla más de lo que ya lo hice con ella. No será fácil, pero puedo hacerlo.
Con un suspiro recuerdo con nostalgia la última vez que la vi hace apenas unas pocas horas y lo mucho que mis brazos la extrañan.
Mi Lucecita.
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Tú, Eternamente tú© ✓✓
RomanceLIBRO 3 DE LA SERIE «AMORES INEVITABLES» «Era tan bella que mirarla dolía. Y otras veces, su belleza la hacía lucir tan frágil». Iván Forter.