Capítulo 48

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Carolina

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Carolina

Sonrío ante el hecho de que al final Iván si se había salido con la suya. Me ha hecho usar el auto que me compró hace semanas y rechacé, aunque, no puedo negar que se siente genial manejar un coche último modelo, uno que nunca me creí estaría manejando. Terminé aceptándolo porque es su cumpleaños y quise hacerlo feliz. Se puso tan contento cuando lo acepté. La sonrisa se vio deslumbrante en su rostro y pues por verlo así de alegre, soy capaz de lo que sea, así sea aceptar un auto de miles y miles de dólares que en un principio no quería.

Me gusta tanto verlo contento.

Llego al laboratorio donde me cité con mi padre para realizarnos la prueba de paternidad. Estaciono mi nuevo coche en el aparcamiento del mismo y cuando salgo del vehículo ahí veo a papá. Había llegado primero que yo y estaba esperándome con la espalda recargada sobre un auto que debe ser suyo. A diferencia de la primera vez que lo vi; vistiendo de un modo informal, está vez está vestido formalmente con un traje azul marino de tres piezas, con chaleco.

Papá.

Mi corazón se emociona al verlo. Me sonríe y viéndome salir abre sus brazos para mí mientras me sonríe con dulzura. Rápidamente me muevo hacia él y me sumerjo en un dulce abrazo de padre.

—Papá —murmuro, sintiéndose dulce esa palabra en mis labios y mis brazos se envuelven con fuerza alrededor de su cintura, su perfume rodeándome completamente.

—Hola mi sol —me dice con voz dulce, besándome la cabeza y abrazándome un poco más fuerte, como si se negara a soltarme.

Pasado unos largos minutos nos soltamos y agarrados de las manos entramos al interior del lugar donde nos harán esa prueba de paternidad.

Media hora más tarde, salíamos fuera del laboratorio. La prueba fue realizada y la tendríamos en nuestras manos en un plazo de tres a cinco días.

Cuando estuvimos fuera papá me ofrece caminar hacia una pequeña cafetería que queda cerca, le digo que sí porque quiero más que nada pasar tiempo con él. Caminamos agarrados de las manos hacia el lugar, cruzamos una calle y cuando llegamos al establecimiento tomamos asiento uno frente al otro.

—Pocas veces me tomo momentos como estos para tomarme un café en un sitio como este—papá comento.

—¿Por qué? —inquiero, mirándolo a los ojos.

Me sonríe, quedándose en silencio mientras la chica trae nuestros pedidos, Cappuccino para mí y un café solo para él. Ambos solo queremos compartir un momentito juntos como padre e hija, después de tantos años que nos perdimos.

—Por mi trabajo, demanda mucho de mí —me dice, tomando un sorbo de su café—. Mayormente estoy metido todo el día en la oficina, al igual que también suelo viajar con mucha regularidad, pues tengo negocios en el extranjero que requieren mi atención. Tengo éxito en lo que hago porque me esfuerzo bastante.

Tú, Eternamente tú© ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora