Capítulo 11

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Iván

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Iván.

Sé que probablemente muchos dirán que me lo merezco; que es algo que yo mismo me he buscado y que es la consecuencia gracias a la vida de mujeriego que he llevado desde hace tantos años. Mi peor época llegó después de que cumplí veinte años, en ese entonces me transformé en probablemente el cretino más grande de la historia; mujeres iban y mujeres venían y así es mi vida actualmente.

Sin duda yo me busqué está mierda, ¿no?

— ¿No te da vergüenza esa vida de libertinaje que llevas, Iván?

Las palabras de mi padre se repiten en mi cabeza, al igual que todas las veces que tanto él como mi madre se han quejado de la manera en que he llevado mi vida desde hace años; ese desenfreno en cuanto a mujeres se refiere. Y, todas las veces que le contesté que no me avergonzaba en lo absoluto por la mierda que soy, por cambiar de mujeres como de coches, por follar a cada cosa con falda que se me atraviese en el camino. Por no valorar a ninguna de ellas y al final, solo utilizarlas como objetos sexuales de una sola noche, ya que, no deseaba que ninguna se enamorara de mí e intentara atraparme si mantenía una relación más allá de una follada o dos.

Suelto una bocanada de aire estrujando mis cabellos con violencia.

Pero, aun merecido esto, el hecho es que yo no estaba preparado para esta mierda que ha llegado a mi vida. Es más, siquiera deseaba eso en mi vida. Llevo años repitiendo que casarme y llenarme de hijos no era algo que se hiciera para mí; me proclamaba como un ser libre que nunca sería atrapado ni atado a nada ni nadie. Iván Forter no nació para esas mierdas de casa, esposa e hijos y ser un dominado. Sin embargo, la vida se ha encargado de joderme la paz y la diversión y ahora resulta que una mocosa ha llegado a mi vida para cambiarlo todo. Ella ha llegado a descontrolar mi modo de vida. A mí que, lo único que me hacía feliz hasta entonces era pues, trabajar en ocasiones y follar.

Esto, ser padre, no era algo que me esperaba y por supuesto, no sé qué mierdas hacer. Estoy tan perdido al respecto.

Me tomo de un solo trago una copa de whisky, el trago quemándome la garganta y aumentando más el peso que tengo en los hombros en lugar se relajarme. Sirvo otra y me la tomo sin pestañear.

¡Yo papá! ¿Qué juego de mierda es este?

Recordaba con claridad la noche que me acosté con aquella chica. Me recuerdo en aquel bar y como en un momento de la noche, una chica morena se me acercó, me coqueteó y puesto que era muy hermosa y yo bien que casi no rechazo mujer hermosa, pues le seguí el coqueteo. Evoco que la invité a un trago, fue entonces que entre coqueteo y coqueteo y mientras la bebida se me subía a la cabeza que ella me confesó que era virgen. Recuerdo que me dijo que yo era el indicado para perder su gran V. ¿Quién puede negarse a eso? Menos lo haría un hombre de sangre caliente como yo. La llevé a un hotel y recuerdo como lo hicimos toda la noche, el problema. Por primera vez parecí haberme solo dejado llevar por la lujuria y no pensar en las consecuencias de meter mi pene entre unas piernas desconocidas y no usar un maldito preservativo. Unos meses más tarde, esas consecuencias llegan a mí y me siento tan jodido.

Tú, Eternamente tú© ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora