Carolina.
Horas han pasado y aún yo sigo atontada por ese beso.
Fue un beso que no duró demasiado, ni siquiera alcancé a saborearlo lo suficiente, no al menos como yo quería. Yo misma fui quién en contra de toda mi voluntad lo detuve porque estábamos dentro de muchas personas—mi madre en especial— y yo no soy precisamente alguien quien le guste dar espectáculos en público. Soy un poco tímida para eso.
Iván al separarse de mi boca me dijo justo al oído:
—No creas que esto ha terminado, cuando estemos solos me daré el gusto de besarte hasta que pueda arrancarme un poco las ganas que tengo de ti. Ya te probé, sabes deliciosa y ahora no quiero detenerme, Lucecita.
Como tonta me la he pasé las próximas horas después de ese pequeño beso, pero que significó el cielo entero para mí. Fue tal y como imaginé que sería, perfecto. Junto a él fue un día maravilloso, el mejor que he tenido en años, bailando, nuestras manos unidas, regalándonos sonrisas y robándonos miradas cada cierto tiempo... Suspirando de felicidad. He estado en una nube todo el santo día, desde que desperté en la mañana y lo encontré dormido frente a mi cama, en mi sofá, luego hicimos el desayuno juntos, me sentó sobre su regazo y lo comimos junto. Fue un día perfectísimo, aun cuando tuvimos las miradas de toda la familia en nosotros durante toda la ceremonia y se sintió un poco incómodo en ocasiones, aunque no se les puede culpar. Ellos están claros que fuimos amigos en el pasado, pero también se sabe que durante casi diez años no hicimos más pelearnos. Para la mayoría de ellos el vernos juntos—sobre todo a mí junto a Iván— les sonó bastante contradictorio puesto que más de una vez mostré lo despreciable que me parecía su actitud de prostituto, sin embargo, por suerte, nadie hizo preguntas ni ningún comentario molestoso. Incluso mi madre se mostró más relajada después de vernos juntos, tan felices y enamorados. Ashley fue la única que hizo un comentario indirecto a Iván en un momento que estuvimos solos, pero que se supo interpretar muy bien. Mi hermanita dijo que era muy buena pateando pelotas y no se refería exactamente a la de fútbol. Ella también lo amenazaba de una manera delicada sobre lo que le podía suceder si me hacía alguna especie de daño. No pude más que reír ante ello.
Me alegra saber que tengo tantas personas dispuestas a defenderme, pero el pobre de Iván no se siente bien con todo el mundo amenazándolo, a pesar de que tiene claro que él se ha buscado el que no confíen en él y su cambio tan repentino. Hasta a mí me cuesta, pero intento alejar la duda de mi mente y me concentro en vivir el momento, en él, en nosotros, en esta felicidad tan brillante que siento ahora al lado del hombre que adoro con todo mi ser y que ahora sé, corresponde mis sentimientos cuando siempre pensé que era al revés.
Solo deseo estar a su lado.
Eran las diez de la noche cuando la fiesta había ya finalizado y los novios escaparon hacia su luna de miel.
A mí me había parecido una boda preciosa e inolvidable, con sus gestos los novios mostraron cuan enamorados estaban el uno del otro. Me gustó más que nada el conocer más a Cara, la tenía en un muy mal concepto y el conocerla y convivir con ella en todo el proceso de la boda me hizo ver que es una gran mujer. Amé conocerla y dejar todos los rencores en el pasado, con Fiorella también hice buena miga al igual que con Athena la hermana de Joselyn, ahora somos todas amigas aunque, Cara no vive acá y al despedirnos hace unos minutos me dijo que al día siguiente partiría junto a su esposo—bastante amable y atractivo—a su pueblo.
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Tú, Eternamente tú© ✓✓
RomanceLIBRO 3 DE LA SERIE «AMORES INEVITABLES» «Era tan bella que mirarla dolía. Y otras veces, su belleza la hacía lucir tan frágil». Iván Forter.