Iván.
No me desperté el día de hoy con la idea de hacer un viaje a Italia, todo fue totalmente improvisado, sin planearlo.
Ethan había regresado el día de ayer, en realidad su luna de miel iba a ser un poco más larga; la habían planeado por un mes y medio, no obstante se vieron en la obligación de cortar su viaje en vista de que su hija se había enfermado y Joselyn en especial no resistió el saber que la mocosa estaba enferma, por lo que tomaron el primer vuelo hacia Miami con urgencia. Lo curioso de la situación es que mi primo me contó que la niña, quien se había quedado al cuidado de sus abuelos maternos mientras ellos se encontraban de viaje, llevaba días con una fiebre que no desaparecía, sin embargo, en cuanto vio a sus padres mejoró favorablemente como por arte de magia, lo que dejó ver que solo los extrañaba.
El que Ethan regresara salió bien para mí, él se hace cargo de la empresa como el CEO que es y yo decidí que era buen momento para darle un paseo a mi chica y enseñarle un lindo lugar del mundo: Sicilia, y donde nació este hombre que tanto la ama y que más que Italia, quiere recorrer el mundo entero con ella, con su mano unida a la mía, solo ella y yo. Aitana nos acompaña porque no podía dejarla, más que nada, porque mi abuelo muere por verla, está enamorado completamente de su bisnieta.
Carolina había estado asustada y nerviosa desde el mismo instante en que puso un pie en el avión, pero yo había sido bueno tranquilizándola con mis besos, caricias y palabras dulces, lo suficiente para que solo se concentrara en mí y se olvidara por completo de la altura a la que estábamos, susurrándole que mientras estuviera conmigo nunca tuviera miedo a nada.
Durante una buena parte, Carolina durmió. Yo casi no lo hice porque en su lugar me había quedado viéndola dormir, tan pura, tan serena, llenándome completamente de calma.
Diez horas más tarde desde que salimos de Miami ya estamos en suelo Europeo. Donato, uno de los tantos empleados del abuelo nos recibió en la pista de aterrizaje en cuanto llegamos y es quien lleva ahora el control del vehículo mientras en el asiento trasero, y a pesar de ser las once de la mañana, mi hija duerme en su sillita de bebé con un dedito metido en la boca, entretanto yo tengo los dedos de Carolina entre los míos, jugando con ellos.
Largo suspiro, viéndola con la vista en la ventana del vehículo. Ella está admirando todos los sitios por los que pasamos mientras nos dirigimos a la mansión del abuelo. Su cabello sexy y suave cayendo sobre su espalda me tienta y deseo acariciarlo, por lo que utilizando mi mano libre lo hago, Carolina continúa con la vista fuera.
Mi Lucecita, suspiro completamente enamorado y angustiado en partes iguales.
A pesar de estar aquí con Carolina, en el lugar en el que nací, y con nuestra hija; los tres juntos como una familia, hace días que me siento inquieto y nervioso. Durante los últimos días me ha sido imposible mirarla a los ojos sin sentirme un traidor, sin sentir que no estoy siendo completamente sincero con la mujer que amo más que vivir.
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Tú, Eternamente tú© ✓✓
RomanceLIBRO 3 DE LA SERIE «AMORES INEVITABLES» «Era tan bella que mirarla dolía. Y otras veces, su belleza la hacía lucir tan frágil». Iván Forter.