Capitulo 13

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Carolina

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Carolina.

Mi mundo parece haberse detenido, por horas, años... Siglos.

No soy consciente de nada, solo de la cercanía de su cuerpo contra el mío, el calor, la respiración acelerada...

Su mano sigue sosteniendo la mía, causando que una corriente eléctrica recorra todo mi cuerpo, provocando que mi pulso este acelerado ahora, sus ojos; negros, salvajes, como imanes que me hacen caer en su encanto, me miran fijamente, como si estuviesen buscando cada secreto que escondo dentro de mí a través de mis retinas, intentando, con persistencia, encontrar algo a través de esa máscara fría y dura que con los años me he puesto encima en lo que a él se refiere y que no lo deja entrar, que no le permite conocerme como antes lo hacía, no dejando reflejar ante él lo loca que sigo por sus labios, por su amor, por su cercanía eterna. El anhelo de ese algo que tanto deseé en el pasado y que una noche se vio arruinado cuando presencié aquella escena que me rompió en pedazos el corazón.

Los síntomas en mi cuerpo son difíciles de resistir, tanta cercanía tiene a mi estómago apretado, el corazón me late sin parar, la carne me arde por el contacto de su piel y mis manos tiemblan. Soy capaz de sentir su aliento en la comisura de mis labios, y el aroma fresco y varonil que despide su cuerpo, me aturde.

Asustada, nerviosa y... ¿Excitada? Me alejo de su cercanía, rompiendo ese contacto tan placentero y lastimoso a la vez. El corazón me sigue doliendo y no soy capaz de detener tanta comezón. El silencio nos invade y por unos instantes solo se escuchan los sonidos de nuestras respiraciones...

«Déjame volver a ser tu Iván»

Es la última frase la que acaba conmigo, la que me hace sentir pequeña de repente, indefensa e insignificante.

¿Volver a ser él y yo otra vez? ¿Cómo cuando me llevaba por helados, me recogía en el colegio casi todos los días y éramos los mejores amigos que se permitían contarse todo sin ningún miedo? Incluso yo sé que de alguna manera Iván está tan jodido como yo, que aunque en ocasiones se muestre como un hombre fuerte es vulnerable como cualquier persona. Su madre se suicidó y yo sé, él tiene ese trauma guardado en la cabeza y en el corazón. Ambos tenemos cicatrices, él probablemente solo las tenga en el alma, yo las tengo allí y en el cuerpo también.

Mis manos tiemblan cuando me abrazo a mí misma con ellas, de repente he sentido mi piel congelarse.

¿Volver a ser uno solo nuevamente? Mi cabeza se hace la misma pregunta una y otra vez, sopesando si es posible y llega a una conclusión: no.

El problema es que lo que él me pide es imposible; imposible porque el tiempo pasó, porque ya no somos los mismos, cambiamos y hay cosas que por más que se intenten ya no podrían funcionar como lo hacía antes y ese es precisamente nuestro caso.

No hay una manera de que volvamos a ser lo que alguna vez fuimos.

Yo estoy enamorada de Iván y eso es algo que no puedo negarme siquiera a mí misma, pero tengo claro quién es él y ya estoy bastante convencida, aunque duela, que era un amor imposible para mí en todos los sentidos.

Tú, Eternamente tú© ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora