Capítulo 22

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Carolina

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Carolina

¿Es una locura?

Lo sé, pero estoy dejándome llevar por mi corazón y lo que él desea y lo quiere a él.

Llevo años sufriendo por él, intentando mostrar interés por otros hombres, León es un ejemplo de ello, di todo de mí para enamorarme de ese hombre tan maravilloso el cual, cualquier mujer se sentiría dichosa de tener a su lado, pero como se sabe no lo conseguí por más ganas que le puse, todo por tener mi corazón enlazado a Iván, traicionándolo cada vez que lo besaba y me imaginaba no besándolo a él sino a ese Italiano irresistible que me tiene completamente en sus manos, sin merecerlo para colmo, pero así es la vida, ¿no? Mi alma solo grita su nombre.

¿Puedo seguir fingiendo que puedo vivir sin ese hombre? No, ya no puedo luchar contra ese deseo. Ya no puedo ser más fuerte. Quiero dejar de sufrir por amor de una vez por todas.

¿Voy a arriesgarme? Sí.

Aun, cuando creo que puede ser la locura más grande que haré en toda mi vida estoy escuchando las palabras que me dijo Ariella. No cerrarle las puertas al hombre que amo, darle la oportunidad de intentar ganarse mi confianza porque mi corazón, ese ya lo tiene hace muchos años.

Ya veremos cómo sale esto.

Detengo mi coche frente a su casa, ansiosa y nerviosa en partes iguales.

Voy a verla, siendo lo que mi corazón pide e gritos.

El día de hoy Iván a pesar de ya encontrarse en Miami, no se presentó a trabajar en Telecomunicaciones Forter, no comprendo el porqué, y aunque quiero engañarme a mí misma diciéndome que el único motivo por el cual salí de la empresa directo a su casa y una hora antes de mi habitual horario de salida, solo era por querer ver a mi cachetitos que tanto eché de menos, es más que obvio que también deseo verlo a él.

Unos segundos más tarde estoy tocando el timbre de su casa, mi corazón late sin parar, mis manos están frías y estoy nerviosa como la mierda, sin embargo, por más que una parte de mí me pide dar la vuelta e irme, espero hasta que esa puerta es abierta y tal como la primera vez que pise su casa es él quien me abre, irresistiblemente atractivo y oliendo bien como siempre.

Me mira parpadeando por unos segundos, pareciendo no creerse mi presencia en su casa. Ni yo misma me lo creo pero aquí estoy, y sin ganas de retroceder.

—Carolina —me dice, Iván, sorprendido de verme.

Paso saliva, notando que viste unos simples vaqueros desgastados que parecen haber tenido mejores tiempos, una camiseta mangas cortas color gris; dejándome deleitarme con sus grandes bíceps y sus pies— muy grandes—están descalzos. Su cabello luce bastante desordenado y hay rastros de barba en su mandíbula, luciendo como si no se hubiera rasurado en tres días seguidos, sin embargo, aun no estando tan impecablemente vestido como la mayoría de las ocasiones, luce como un sensual y muy caliente modelo de revista.

Tú, Eternamente tú© ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora