Capítulo 18

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Iván

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Iván

Un año más que termina, pienso observando a toda la familia reunida en armonía y en paz, preparados para recibir un nuevo año, riendo felices.

Que nos reunamos toda la familia el último día del año es una tradición familiar que viene de muchos tiempos atrás, el año anterior la fiesta que esta noche se lleva a cabo se realizó en casa de mis padres, este año quedó en manos de la tía Amelia.

Este año en especial no solo estamos los Forter y los Miller—familia de parte de mi tía Amelia, unos siete en total—también se ha unido otra familia, los Paterson. Familia que según sé son los padres y demás familiares de la pequeña mujer que tiene en sus manos al idiota de mi primo, Ethan.

Observo como la mira mientras ella está dando un abrazo a mi tía Amelia tras un comentario hecho por la segunda sobre lo buena que le parecía para su hijo. La ve con una cara de baboso que no sé si sentir lástima o envidia por él. Aunque, para ser totalmente sincero, la única verdad es que luce tan feliz al lado de esa chica y enamorado que en parte me alegro por él.

No puedo sentir otra cosa si se le veo tan feliz...

Lo había visto sufrir como nunca años atrás cuando aquella mujer, la cual recuerdo borrosamente, le rompió el corazón. Jamás vi un hombre tan fuerte como Ethan parecer tan roto y herido, lo vi llorar perdido por ella y puedo recordar claramente como a causa de aquella decepción amorosa juró no una sino mil veces, que no volvería a enamorarse una segunda ocasión, pues no deseaba volver a entregar su corazón para recibirlo roto en mil pedazos más tarde—justo lo que yo evito— sin embargo, ahí está, perdido por esa mujer tan menuda y pequeña, eso sí, preciosa.

Las palabras se las lleva el viento, pienso sin querer hacer ningún comentario al respecto.

Observo como de un momento a otro mi tía Amelia sale corriendo entre llanto hacia adentro de la casa, como sucede cada año con recuerdo de Arcángel—su hijo mayor muerto hace más de veinte años— y el hecho de no tenerlo a su lado la llena de dolor. Ethan y Ariella corren dentro para intentar calmar a su madre. Es lo mismo cada año.

Mis ojos la localizan en un área alejada junto a la ahora mujer de mi primo, Ethan.

Lamo mis labios húmedos de champagne sin poder apartar mi mirada de ella. De hecho no he podido dejar de observarla toda la noche como si fuera mi última oportunidad para hacerlo. Joder... Carolina luce como una diosa; tan alucinantemente bella que está haciéndome ver borroso y no puedo contener la dureza en mis pantalones.

En un principio solo me había fijado en la piel desnuda de sus brazos y hombros, pero después tuve que admirar el vestido de seda roja con escote que llama la atención hacia sus pechos, y que se ajusta a su cuerpo a la perfección; como hecho encima. Puedo ver un insinuante y pálido muslo asomándose por la tela y me cuesta apretar los dientes con fuerza, deseando llegar a ella y tomarla entre mis brazos...

Tú, Eternamente tú© ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora