Capítulo 8: ¿Fiesta?

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Drake

Estaba jodido.

Era en lo único que podía pensar cuando la pecosa me sacó de la habitación para vestirse con la castaña y el tipo raro me atrapó metiéndome en su habitación, de eso pasó una media hora.

— Vamos amigo, solo póntelo para escoger entre este y ese — señala el traje de Aladín que llevaba puesto tendiéndome una bolsa negra demasiado sospechosa de donde ha sacado todos lo disfraces.

Llevo al menos veinte minutos intentando repasar los apuntes de la pelirroja mientras el castaño cambia de un traje a otro haciéndome sentir realmente incómodo.

— No — repito por tercera vez ganándome una mirada de reproche por su parte.

Es como una niña caprichosa.

— ¿Tienes ropa en tu auto? — ruedo los ojos irritado por su necedad.

¿Ahora de qué está hablando?

— ¿Por qué llevaría ro... — antes de poder terminar la maldita oración ya tenía media cerveza en mi camisa — ¡hijo de puta! — le grito furioso y él me lanza la bolsa y sale corriendo de la habitación.

No puede ser.

Ni siquiera había más ropa limpia aquí y la maldita bebida se estaba escurriendo bajo mis pantalones.

A la mierda.

Después se preguntan porqué vivo alejando a la gente.

Saco el estúpido disfraz y suelto una maldición.

.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras para toparme al ridículo Aladín.

— Oh mierda — dice cuando me ve y cuando digo verme es una preocupante mirada hacia todo mi ser.

Comienzo a dudar sobre la sexualidad de este chico.

— Me gusta, pero ahora que lo veo en ti no sé si me guste puesto en mi — me quedo viéndolo con extrañeza.

Sí, puede que sea metrosexual...

— Genial, me voy a casa — mi voz se tiñe de amargura pura, paso por su lado a paso pesado golpeando su hombro.

No veo la hora de quitarme esta estúpida ropa.

— Así no se comporta el príncipe Eric — me "regaña" y yo me volteo para darle una mirada que diga lo poco que me importa como se comporte un ser que se enamora de una chica medio pez.

— ¿Pero qué demonios está pasando aquí? — la voz de la pelirroja llama nuestra atención.

Desde las escaleras las veo paradas la una junto a la otra.

La luz y la noche.

La castaña llevaba un traje de la chica de Tarzan si no me equivoco, se ve como una niña a la que su madre vistió con todo el amor del mundo para Halloween.

Y a su lado había una... cosa.

Casi me río, poco me faltó para echarme en el suelo a llorar de risa. Pero la sorpresa y la incredulidad aplacaron eso cuando la pelirroja sonrío de lado.

— Mierda — respondió el castaño tan sorprendido como yo de verla.

Era Jack Sparrow.

Y no era un traje de esos de falda corta y corpiño como lo usaría una chica normal.

No, ella no era normal.

Literalmente había copiado cada detalle del original, hasta llevaba una peluca, los anillos, los tatuajes, el bigote y la barba.

¡A la mierda las etiquetas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora