Drake
Salgo del abrazo de Morfeo al sentir algo incrustarse en mi mejilla una y otra vez.
Abro mis ojos y los cierro al instante al sentir el horrible golpeteo en mi cabeza.
Pum, pum, pum.
— ¿Está vivo?, deberíamos moverlo.
— Claro que está vivo idiota, deja de picarlo con ese palo que lo vas a despertar de mal humor, que horrible maña.
— Deberíamos cerrar las cortinas para que pueda abrir los ojos.
Ruedo sobre mi espalda y me siento rápidamente al recapacitar que hay tres personas mirándome.
— Lo ves, tonto — señala la pelirroja dándole un golpe en el brazo al castaño.
Sin poder evitarlo mi mirada cae sobre Olivia, nadie me culparía.
Lleva una camisa no tan grande que la deja verse más delgada y un short que denota sus largas y trabajadas piernas, haciéndola verse altísima, aunque no midiera más de 1,70m.
Su cara sin maquillaje estaba impecable y el moño en su cabello le daba cierto toque despreocupado.
Pum, pum, pum.
Cierro mis ojos y me tapo la cara con las manos para aminorar el martilleo.
— Iré por unas aspirinas — ofrece la castaña y sale de la habitación en su pijama de unicornios.
— Yo... sólo me iré lentamente — Wyatt comienza a caminar hacia la salida en reversa y luego cierra la puerta dejándome solo con la pecosa.
Olivia rueda los ojos y toma de un escritorio vacío una bandeja con un generoso desayuno.
Tostadas, huevos revueltos, pancakes con miel, café y un jugo de naranja de cajita.
— No sé que comes, así que... — se encoge de hombros y pone la bandeja sobre mis piernas y se sienta en indio frente a mi en el centro de la cama.
Es casi graciosa la naturalidad con la que hace cada gesto. Como si fuera común que un chico cualquiera viniera a su casa.
— ¿Qué? — pregunta con una sonrisa ladeada y ahí noto que me he quedado observándola demasiado.
Pero que idiota.
— Nada — mi voz suena rasposa y seca como cada vez que despierto, así que tomo un poco de café.
— Supuse que escogerías el café — se ríe tomando la cajita de jugo y le entierra la pajilla.
La puerta se abre un poco y la castaña viene hacia nosotros y me tiende la aspirina. Se va tan rápido que no me da tiempo de agradecerle por lo que la pelirroja se ríe también por eso.
¿Es normal que una persona se ría tanto?
— Bien... comencemos — saca de debajo de la servilleta de tela el libro de química y lo abre en sus piernas dándole un sorbito al jugo.
— ¿Qué hago en tu casa? — no me había alarmado porque, uno: dos personas además de ella vivían aquí, por lo que no parecía un secuestro o algo; y dos: porque sigo llevando el estúpido traje y no era posible que hubiera hecho algo malo con la pecosa.
— No quería que el portero de tu apartamento te viera ebrio — agacha la cabeza y veo como su nariz se arruga un poco, ¿cómo sabe ella que... — lamento haberte embriagado, Drake — me quedo pensando en el momento en el que sentí los tragos subirse a mi cabeza.
No lo había notado hasta que me levanté e intenté caminar, ahí se me apagó una luz.
Eres muy linda para ser tan extraña.
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¡A la mierda las etiquetas!
RomanceOlivia Chase es una chica alocada y divertida, muy distraída en cuestiones sociales, pero una genio en la universidad. Drake Lewis es apartado, poco amigable, serio y de rasgos duros. Pero por alguna razón, cuando un profesor los une para que ella l...